Reza el viejo refrán, “en río revuelto, ganancia de pescadores”. En este desordenado e inoperante gobierno,los “pilas”, como decimos en buen chapín, son los que están aprovechando las múltiples oportunidades de tener dinero y poder para “salir de pobres” y evitar acusaciones de cualquier índole.
Las fuerzas del mal han logrado penetrar a lo largo y ancho de este descalabrado gobierno. Son ellos quienes están gobernando. ¿Quiénes son? No lo sabremos con certeza. Solo podemos afirmar, sin un ápice de duda, es que no es el presidente quien está dirigiendo este barco llamado Guatemala.
La situación se agrava cuando vemos que también hay fuerzas oscuras internacionales. Vienen con su pasaporte y su nombramiento y nos lo tiran por la cara pues saben que no podremos responder pues alguna ley internacional parece tener más validez que la guatemalteca.
Estas fuerzas están por todos lados. Si fueran los ladronzuelos de siempre, que definitivamente se mantienen vigentes, pues “no hay nada nuevo bajo el sol”. Ya sabemos cómo actúan, dónde están, etc. Incluso, el empresariado formal e informal ya sabe cómo navegar esas aguas.
La pregunta básica es, ¿cómo defendernos de las fuerzas invasoras? Es sumamente difícil pues, para empezar, el sistema de justicia está copado de esas fuerzas oscuras. A lo largo y ancho del país, vemos que la justicia es inoperante y, en demasiadas ocasiones, inexistente.
Pareciera que vivimos en “el viejo oeste” donde ganaba el más valiente o el que tenía el arma más poderosa y la valentía necesaria para tomar la ley con sus manos e impartir justicia. Eso tampoco es el camino pues, por un lado, los más débiles no tendrían oportunidad de nada. Por el otro lado, el fuego no se apaga con más fuego.
Al final del día, lo que queremos la mayoría de nosotros es vivir en paz. Tener un sistema de justicia “pronta y cumplida”, es fundamental. Vemos esto con la actuación de la señora Fiscal General. A pesar de la fuerte oposición del presidente de tenerla “en la nuca”, ella ha logrado mantener firme la impartición de justicia, en el área que le corresponde.
Nos toca a todos luchar contra las fuerzas del mal, cada uno en nuestro metro cuadrado.
La opinión de este artículo es ajena a Noticiero El Vigilante
