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Y ahora, ¿quién podrá defendernos?, opinión de Carolina Castellanos (Frase célebre del Chavo del 8)

Guatemala es una república. Eso significa que hay tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. En una verdadera república hay independencia de esos tres poderes. Esto significa, en teoría, que ninguna de estas estructuras puede ni debe intervenir en el actuar de las otras. Así también, quien ostenta el cargo de presidente, tampoco debe ni puede tener injerencia alguna en estos.

Cuando esto funciona así, los ciudadanos tenemos la certeza de que hay balance, independencia y libertad para decidir apegados (con engrudo), a la ley. Esta puede no ser perfecta (realmente adolece de errores y subjetividad). Aún así, para mantener orden y certeza, se debe respetar a toda costa.

El actual desgobierno, de los tres poderes, nos está conduciendo a lo que nos causará aún más daño: el libertinaje. El desorden, el desconocimiento, la inexperiencia y la necedad de implementar políticas fracasadas han hecho de manifiesto que, al parecer, las luchas internas son intensas pues la ausencia de mando y de liderazgos están permitiendo ese relajo. Como reza el viejo refrán, “en río revuelto, ganancia de pescadores”.

¿Quiénes son, entonces, esos pescadores? Hay muchos. El congreso sigue siendo una plaza de mercaderes en la que se vende el juramento hecho al asumir el cargo. Por parte del judicial, aún hay algunos quijotes que están luchando contra el vendaval. Seguiremos reconociendo a la señora fiscal general como “la gran Quijote”. Lamentablemente, una golondrina no hace verano”, como reza otro refrán.

Guatemala es un país sumamente presidencialista. Todo llega a quien ostenta ese cargo, aún si no le compete. Así las cosas, recibe todo, de todos, mientras los ciudadanos esperamos resoluciones prontas y justas. Esto está muy lejano de suceder pues una persona con tanto poder es objeto de cualquier cantidad de presiones, sumadas a la infinidad de compromisos que adquirió en el camino y los otros que ha tenido que adquirir para permanecer en el cargo.

Esto ha sido así, siempre. Es por ello que debemos tener personas firmes en sus convicciones, comprometidas con el país y con su mirada, voluntad y acción hacia el bienestar de todos. Por ello se requiere de un estadista y no de un oportunista que llegó “a la guayaba” fortuitamente.

El nuevo gobierno no ha cumplido ni un año y el rechazo de la población es apabullante. Como ciudadanos, tenemos la obligación de manifestar nuestro rechazo por cualquier medio que tengamos a nuestro alcance. Las redes sociales son muy útiles y efectivas, pero se requiere también de la acción constante y decidida de las agrupaciones empresariales, sociales y de toda índole, para hacer llegar los mensajes y presionar para que nos hagan caso. Nosotros les pagamos sus salarios. Somos los mandantes. Hagamos valer nuestra opinión. Nos defendemos con la ley en la mano, con honestidad y empeño. Es Guate, es nuestra libertad.

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