El ser humano es uno de los pocos animales que duerme solo una vez al día. El resto de los animales lo hace varias veces en la jornada, alternando fases de sueño y vigilia

En la antigüedad, el hombre primitivo dormía varias veces al día, pero abandonó esa práctica para adaptarse a los actuales ritmos cotidianos. Tanto es así que, de acuerdo al doctor Daniel Pérez Chada, director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, en los últimos 50 años se ha perdido el 25% de las horas de sueño.
Las investigaciones afirman que una siesta corta después del almuerzo, idealmente seguida de exposición a luz brillante, puede aumentar el estado de alerta y mejorar la función cognitiva sin interferir con el sueño nocturno. Estos descansos cortos permiten que el cerebro se despeje sin entrar en un sueño profundo, lo que permitirá despertarse con energía.
Sin embargo, los investigadores aclararon que una siesta prolongada es menos eficaz para contrarrestar la disminución en el estado de alerta y el declive de las funciones cognitivas. Es posible que esto sea a causa de la inercia del sueño que produce.

as recomendaciones de los expertos indican que:
- Siesta corta (15-30 minutos): aumenta la alerta y mejora el estado de ánimo sin afectar el sueño nocturno.
- Siesta larga (90 minutos): permite completar un ciclo de sueño, incluyendo la fase REM, lo que puede ser beneficioso para la consolidación de la memoria.
- Siesta intermedia (40-60 minutos): puede inducir un sueño profundo y provocar aturdimiento al despertar.
Estudios como el realizado por la NASA y la Junta de Seguridad en el Transporte de EEUU concluyeron que una siesta de 26 minutos mejora el rendimiento en un 34% y el estado de alerta en un 54%.
