El dinero digital, está surgiendo una intensa preocupación entre los bancos centrales con el potencial de erosionar el poder de la política monetaria.
En un simposio de la Fed de Nueva York celebrado esta semana se expuso el rompecabezas al que se enfrentan los bancos centrales para hacer frente a las nuevas tecnologías digitales, que van desde nuevas formas de procesar los pagos hasta nuevas categorías de activos como las criptomonedas y las stablecoins.
La tecnología subyacente presenta ventajas, como una mayor velocidad de las transacciones, un menor costo y una mayor accesibilidad a los servicios bancarios, e incluso con las recientes caídas y la volatilidad se supone que seguirá avanzando.
Si se crea un sustituto en forma de moneda digital del banco central, podrían surgir nuevas inestabilidades, como la posibilidad de que un dólar o un euro digital sustituyan a los depósitos bancarios convencionales y compitan con los fondos del mercado monetario y otros instrumentos financieros clave.
La Fed está debatiendo si desarrollar una moneda digital, al igual que la mayoría de los bancos centrales del mundo. No se ha tomado una decisión, y los funcionarios dicen que se necesitaría la aprobación del Congreso para seguir adelante.