Un estudio reciente liderado por el Dr. Philip Starr, codirector de la Clínica de Trastornos del Movimiento y Neuromodulación de la Universidad de California, ofrece resultados sumamente prometedores.
Este trabajo presenta un nuevo implante cerebral que, impulsado por inteligencia artificial (IA), ha demostrado reducir los síntomas del Parkinson en un 50% durante las primeras etapas del ensayo clínico.
Se trata de una tecnología avanzada que ofrece una atención personalizada, capaz de monitorizar la actividad cerebral en tiempo real.
Cuando el implante detecta una actividad cerebral anómala, interviene de manera precisa a través de pulsos de estimulación cerebral profunda, ajustados con exactitud para minimizar los síntomas de la enfermedad.
La clave del éxito de este implante radica en su diseño de circuito cerrado, lo que significa que la estimulación cerebral se ajusta de manera continua y automática, adaptándose a las necesidades específicas del paciente en cada momento.
Gracias a este sistema adaptativo, pueden llevar a cabo sus actividades cotidianas con una mejor calidad de vida y menos interrupciones causadas por los síntomas del Parkinson.
