Amparo Medina relata su controversial experiencia desde la ONU, promoviendo el aborto. Comenta cómo en 1988 se unió a un grupo revolucionario en Ecuador y fue arrestada y torturada por inteligencia militar. Exiliada, estudió y regresó como asesora del ministro de educación, donde lanzó programas preescolares con UNICEF. Medina critica la Convención de los Derechos del Niño de 1990, afirmando que prioriza derechos individuales sobre colectivos, eliminando la autoridad parental y educativa. Según ella, esto ha generado una generación anárquica, sin responsabilidades ni reconocimiento de obligaciones.
