El detalle es que el proceso que rige está escrito en piedra
Hay ciertas piedras muy incrustadas en el zapato institucional y cuanto más se camina, más lastiman. Ante la incapacidad de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para elegir presidente de ese organismo, la Corte de Constitucionalidad (CC) resolvió dar un plazo máximo de cinco días para que lo hagan; “de lo contrario recaerán en responsabilidad penal”, amonestando a chicos mal portados. Luego de que ninguno de los dos candidatos a la presidencia de la CSJ lograra obtener los nueve votos necesarios, la CC pronunció que se debe abrir la posibilidad de proponer otros candidatos. Es decir, la CC, máximo órgano constitucional, tiene que coaccionar y amenazar a los magistrados de la CSJ, los supremos, para que cumplan con la ley.
El sistema de elección de magistrados de la CSJ viene dando malos pasos y ha sido objeto de intervención y manipulación. La renovación de magistrados se tendría que haber realizado en 2019, pero luego de un tortuoso proceso de comisión de postulación y antes que el Congreso pudiera elegir entre los nominados, la CC intervino, con el resultado de que no se renovó y continuaron los mismos. No se cumplió con lo estipulado por la Constitución. Finalmente, con cuatro años de retraso y cientos de intentos fallidos, el Congreso eligió y juramentó a los magistrados para el período 2024-2029.
El impasse reciente protagoniza cuando el presidente del organismo legislativo convoca a sesión solemne para el domingo 13 de octubre, para juramentar a los togados y al presidente del Organismo Judicial (OJ) y CSJ. Después de varias horas de espera y con los diputados reunidos, se recibió una nota de la CSJ en la que informa que no fue elegido el presidente y que el magistrado vocal I ejercerá como presidente en funciones. En días recientes surgió un video en el que el mencionado vocal I, presidente en funciones, manifestó que el OJ funciona bien de esa manera. ¿Y la ley? Se infiere que la posición de vocal I es valiosa moneda en la negociación para obtener el voto para la presidencia.
La CSJ viene dando malos pasos y ha sido objeto de intervención y manipulación.
No se trata de un comité, secretaría o dirección burocrática, sino de la Corte Suprema de Justicia. Lo bizarro es que la CC tenga que conminar a la CSJ a hacer lo que está obligada a hacer. Al parecer en la CSJ hay facciones o bandos que no logran ponerse de acuerdo sobre una elección, dejando en entredicho los procesos que privan para arribar a fallos judiciales.
Cuando los togados eventualmente se pongan de acuerdo para elegir a su presidente, el entuerto podría ser iterativo; el artículo 215 de la Constitución establece que “durará en sus funciones un año y no podrá ser reelecto”. Se aprecia que la negociación para la presidencia probablemente requiere alcanzar acuerdos y compromisos sobre a quién le tocará el próximo año y los siguientes. Los liderazgos rotativos, por turnos, suelen caracterizarse por falta precisamente de liderazgo, planeación, dirección y ejecución de largo plazo.
En una columna de agosto expresé que es errado elegir a todos los magistrados, la CSJ completa, en un solo ejercicio, de manera que todos responden al mismo momento político. Con respecto a la presidencia, los 13 magistrados de la CSJ fueron seleccionados entre numerosos candidatos para ser nominados por una comisión de postulación y luego el Congreso eligió a la mitad de ellos. Puede suponerse que cualquiera de los togados tendría los atributos para ejercer el liderazgo. El presidente podría elegirse al azar en un acto público. Sería un sistema imperfecto, pero superior al actual. El detalle es que el proceso que rige está escrito en piedra.
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