Para contar con un diagnóstico de la hepatitis C se puede hacer un análisis de sangre específico que detecta al virus. Se recomienda que al menos una vez en la vida todas las personas se realicen ese test a partir de los 18 años.
La enfermedad crónica por el VHC puede durar toda la vida. Sin tratamiento, la infección puede causar cáncer o lesión grave del hígado conducente a insuficiencia hepática.
Aún no existe una vacuna contra la hepatitis C. Si una persona se realiza un análisis de sangre y se diagnostica la infección, se la puede tratar con antivirales. “La detección y el tratamiento precoces pueden prevenir las lesiones graves del hígado y mejorar la salud a largo plazo”, señaló la OMS.
En las personas con hepatitis C pueden registrarse estos síntomas:
fiebre
mucho cansancio
pérdida del apetito
náuseas y vómitos
dolor abdominal
orina oscura
heces claras
dolor en las articulaciones
coloración amarillenta de los ojos y la piel
El virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre. Las causas más habituales de transmisión son la reutilización o la esterilización insuficiente de material médico en establecimientos de salud, como jeringas y agujas; la transfusión de sangre y hemoderivados sin analizar; y el consumo de drogas inyectables compartiendo el material de inyección.
Puede transmitirse también desde una madre infectada a su bebé
Por medio del contacto sexual, es poco, pero aumenta en personas que viven con el VIH.