Home OPINION Remesas desde Estados Unidos y su impacto en Guatemala, opinión de Melanie...

Remesas desde Estados Unidos y su impacto en Guatemala, opinión de Melanie Müllers

Para que las remesas puedan generar un impacto duradero en la economía guatemalteca y en las familias receptoras, es crucial transformarlas en remesas productivas

El envío de remesas desde Estados Unidos hacia países como Guatemala es una práctica habitual que tiene profundas implicaciones económicas y sociales. En Estados Unidos no existen impuestos federales directos sobre las remesas, su papel como principal emisor de estos flujos financieros ha despertado debates recurrentes sobre regulaciones como la Ley Patriótica, aprobada en el 2011 después de los ataques terroristas en la lucha por la prevención de los delitos de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo. Por otro lado, en Guatemala, las remesas juegan un papel crucial en el Producto Interno Bruto, representando una fuente vital de ingresos para millones de familias. Sin embargo, la dependencia exclusiva de estas transferencias no asegura un desarrollo sostenible si no se convierten en remesas productivas.

Estados Unidos es uno de los mayores emisores de remesas del mundo. Las personas migrantes que trabajan en este país envían miles de millones de dólares anualmente a sus familias en sus países de origen. Hasta la fecha, estas remesas no están sujetas a impuestos federales directos. Sin embargo, en diversas ocasiones, han surgido propuestas para gravarlas, bajo argumentos como:

  1. Recaudación fiscal: Un impuesto sobre las remesas podría representar ingresos adicionales para el gobierno.
  2. Control migratorio: Algunos legisladores han propuesto impuestos como forma de desincentivar la migración ilegal.
  3. Financiamiento de proyectos internos: En debates pasados, se planteó usar gravámenes para financiar proyectos como la seguridad fronteriza.

Aunque estas propuestas no han sido aprobadas, su implementación podría encarecer el envío de remesas, afectando tanto a los remitentes como a los beneficiarios.

En Guatemala, las remesas son un pilar fundamental de la economía. Según datos del Banco de Guatemala, las remesas representaron aproximadamente el 20% del PIB en 2023, un porcentaje significativo que supera incluso los ingresos generados por exportaciones tradicionales como el café o el azúcar.

En términos prácticos, las remesas permiten que muchas familias puedan cubrir gastos básicos como alimentación, educación y salud. Sin embargo, este flujo constante de dinero también tiene sus desafíos. Aunque proporcionan un alivio financiero inmediato, no necesariamente generan prosperidad.

Uno de los principales problemas es que la mayoría de las remesas son utilizadas para el consumo diario, sin que se traduzcan en inversiones productivas. Este patrón limita el potencial de las remesas como un motor de desarrollo sostenible. Para que las remesas puedan generar un impacto duradero en la economía guatemalteca y en las familias receptoras, es crucial transformarlas en remesas productivas.

Las remesas son, sin duda, una herramienta poderosa para aliviar la pobreza en países como Guatemala. Sin embargo, su impacto positivo puede ser limitado si se destinan únicamente al consumo. Transformar las remesas en remesas productivas es clave para asegurar la prosperidad a largo plazo, no solo para las familias beneficiarias, sino también para la economía nacional.

Las remesas productivas se refieren al uso de las remesas en actividades que promuevan la generación de ingresos a largo plazo, como:

  • Inversión en negocios locales: Las remesas podrían ser usadas para iniciar o expandir microempresas, creando empleos y fomentando el desarrollo económico.
  • Educación y capacitación técnica: Invertir en la formación profesional aumenta las oportunidades laborales y mejora los ingresos futuros.
  • Ahorro e inversión: Incentivar el ahorro y la inversión en bienes duraderos o proyectos comunitarios como la infraestructura.

Para lograr esta transformación, se necesitan políticas que incentiven la inversión productiva. Algunos pasos podrían incluir:

  • Educación financiera para los receptores de remesas.
  • Acceso a créditos blandos para emprendimientos.
  • Programas de cofinanciamiento donde el gobierno o entidades privadas igualen las inversiones realizadas con remesas.

Las remesas son, sin duda, una herramienta poderosa para aliviar la pobreza en países como Guatemala. Sin embargo, su impacto positivo puede ser limitado si se destinan únicamente al consumo. Transformar las remesas en remesas productivas es clave para asegurar la prosperidad a largo plazo, no solo para las familias beneficiarias, sino también para la economía nacional. Esto requiere un esfuerzo conjunto entre los remitentes, los receptores y las políticas gubernamentales para maximizar su potencial como motor de desarrollo sostenible.

La opinión de este artículo es ajena a Noticiero El Vigilante