El 15 de septiembre de 1821 se suscribió el Acta de Independencia de España, pero ni siquiera se había secado la tinta y la frágil independencia ya estaba en peligro.
El 28 de noviembre 1821, Gabino Gainza presentó un escrito de Agustín de Iturbide “invitando “ a Guatemala a unirse bajo un “grande imperio bajo el plan de Iguala y Tratados de Córdoba” y anunciando enviar un ejército a proteger las provincias que ya se habían unido (Chiapas y Quetzaltenango).
Por cobarde decisión de los ayuntamientos, el 5 de enero de 1822 se proclamó la anexión a México.
Ni cuatro meses tardaron en entregar la independencia y soberanía lograda el 15 de septiembre.
Afortunadamente, en marzo de 1823, Iturbide abdicó y terminó el Primer Imperio.
El 1 de julio de 1823, las provincias de Centro América se declararon “libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia” para formar una república federal que se llamaría Provincias Unidas de Centro América que en 1824 promulgó su Constitución Federal.
Esta República Federal pronto se fragmentó y en medio de pugnas murió el sueño de la gran patria Centroamericana.
El 21 de marzo de 1847, Rafael Carrera firmó el decreto que proclamaba a Guatemala como una república soberana e independiente, separándola definitivamente de la República Federal de Centroamérica y fue su primer presidente.
Hoy somos una República Constitucional.
El poder público es ejercido por representantes del pueblo electos democráticamente, regidos por una Constitución y en el marco de una separación de los poderes.
El poder político está dividido en tres ramas independientes: legislativa, ejecutiva y judicial.
La supeditación entre los mismo es delito.
Esta división tiene como objetivo evitar el abuso de poder y garantizar un sistema de frenos y contrapesos que salvaguarde los derechos de los ciudadanos y sienta las bases para la democracia y el equilibrio de poder en las sociedades modernas.
Desde la época da la independencia a la fecha, Guatemala se ha guiado por 12 constituciones.
Desde 1945, todas nuestras Constituciones establecen el Estado de derecho y la independencia de poderes como el sólido cimiento de la república.
Su existencia es contraria al acaparamiento del poder político como ocurre en las autocracias de cualquier tipo o ideología.
Nuestra misión es clara:
Defender con valentía, decisión y firmeza la República Constitucional Democrática y el pleno Estado de Derecho y derrotar a quienes pretendan deformarla y engañarnos.
Solo hay un camino: El correcto.
Nadie puede quedarse atrás en esta batalla por la verdadera independencia de la patria.
¡Viva Guatemala!
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