Estimado presidente Biden:
Espero que estas líneas lo encuentren bien, disfrutando de sus últimos días en la Oficina Oval antes de que le toque devolverle las llaves al próximo inquilino. Sabemos que ha sido un periodo complicado y, si escuchamos a la oposición, su administración ha sido poco menos que una película en cámara lenta. Que si la inflación, que si la frontera, que si las guerras lejanas. Pero bueno, el pasado está pasado, ¿no?
Ahora bien, antes de que todo esto se termine, quisiera hacerle una sugerencia, más bien, un gesto simbólico para cerrar con broche de oro: ¿Qué le parece si cede la presidencia a Kamala Harris por este último mes? Vamos, Joe, que no se diga que no hubo igualdad en su mandato. ¡Un poco de representación histórica nunca cae mal!
Sé que algunos dirán que Kamala ha estado… cómo decirlo… algo ausente durante estos años. Que si su estrategia de comunicación se basó en sonreír mucho, decir frases vagas y, de vez en cuando, soltar un nervioso “we’re doing the work”. Pero, vamos, usted tampoco es que haya estado siempre muy afilado con el micrófono.
Además, piénselo: sería un golpe maestro de relaciones públicas. Podrían salir juntos en una conferencia de prensa, abrazarse y proclamar: “¡Misión cumplida, América!”. Y de paso, daría tiempo a que Kamala se acomode en la silla presidencial, aunque sea para emitir uno o dos decretos simbólicos. Tal vez algo ambiental, algo progresista, lo que sea.
Y qué decir del legado. No todos los días se tiene la oportunidad de ser el presidente y, además una mujer para ocupar el puesto más alto del país. ¿Quién necesita resultados tangibles cuando se pueden tener titulares históricos?
Finalmente, Joe, sé que el próximo 20 de enero no será fácil. Ver a Trump caminando otra vez por los pasillos de la Casa Blanca, rediseñando la decoración a su gusto, tal vez instalando más oro por aquí y allá. Pero, ¿qué se le va a hacer? Las urnas han hablado, pero hágalo con estilo. Cierre este capítulo con una pincelada de ironía, de historia y de… bueno, de esa particular esencia que ya sabe.
Podría incluso dejar un mensaje claro a las futuras generaciones: que la política no solo trata de resultados económicos o decisiones de política exterior, sino también de gestos que reflejan los valores de una nación. Cancele la orden que realizó este mes en la cual, por primera vez, se utilizarán misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos para que Ucrania los utilice en ataques dentro de Rusia. Una imagen poderosa, ¿No cree?
Y no podemos olvidar el impacto internacional. En un mundo donde la democracia está siendo cuestionada en diversas partes del planeta, este tipo de gestos sirven como un recordatorio del poder del simbolismo en la política. No subestimemos el valor de la percepción global, especialmente cuando otros líderes están atentos a cada movimiento que se hace desde la Casa Blanca.
Por último, le queda un mes entero para disfrutar lo que queda de su mandato. Y seamos sinceros, después de años de política polarizada y retos incesantes ¿Por qué no relajarse un poco… más? Deje que Kamala maneje las cosas mientras usted disfruta de los jardines de la Casa Blanca, quizás reflexionando sobre los altibajos de su administración. Este podría ser el momento perfecto para despedirse con gracia y buen humor, mostrando al país y al mundo que, incluso en la política, existe espacio para la humildad y la colaboración.
Un abrazo (con mascarilla, por si acaso),
Una observadora.
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