Una dualidad común en el llamado Cinturón Bíblico de Estados Unidos, al que pertenece Elgin: una vasta parte del país de fuertes convicciones religiosas y conservadoras donde pocos discuten quién ganará la disputa entre el republicano Donald Trump, que se presenta como protestante, y la demócrata Kamala Harris, una mujer que creció en un hogar de tradición protestante e hindú y que está casada con un judío.
Es un cinturón mayoritariamente rojo -el color que identifica al Partido Republicano-, en el que la influencia política de los líderes religiosos ha crecido en los últimos años y cuya hebilla está en el conservador estado de Oklahoma.
Estableciendo pequeñas iglesias en las comunidades más pobres, los pastores del Cinturón Bíblico tienen mucha influencia entre los creyentes y muchos la orientan hacia el sector más conservador del Partido Republicano.
“Trump fue enviado por Dios a gobernar este país”, explica por teléfono Lahmeyer, fundador del grupo Pastors4Trump (Pastores por Trump), cuyo objetivo es “movilizar al bloque de votantes evangélicos”.
Gracias a la mayoría conservadora, la Corte Suprema eliminó en 2022 el derecho al aborto que estaba garantizado en el país desde hacía casi medio siglo, dejando la decisión en manos de cada estado.
Y eso hace que estados del Cinturón Bíblico como Oklahoma y Arkansas tengan leyes muy restrictivas sobre interrupción del embarazo: solo puede llevarse a cabo si la vida de la madre corre peligro.