Si alguna vez te has detenido a observar un enchufe y te has preguntado sobre los pequeños agujeros que adornan las puntas de las clavijas, no estás solo. Estos detalles aparentemente insignificantes tienen propósitos importantes que van más allá de la estética.
Así que vamos a explicar los motivos detrás de este diseño en los enchufes eléctricos que utilizamos todos los días, ya que no es un capricho y es una herramienta pensada en la seguridad.

En América del Norte, los enchufes más comunes son los de tipo A y B, conocidos como NEMA 1-15 y NEMA 5-15, respectivamente. El tipo A se caracteriza por tener dos clavijas planas y paralelas sin conexión a tierra, mientras que el tipo B añade una tercera pata redondeada o en forma de U que proporciona conexión a tierra.

Mejor conexión eléctrica: los agujeros facilitan un mejor contacto entre las conexiones internas del tomacorriente y las clavijas del enchufe, lo que ayuda a minimizar faltas de contacto que puedan generar problemas eléctricos o pérdida de energía.

Uso en seguridad y estándares industriales: en ciertos casos, sobre todo en entornos industriales, los orificios en las clavijas se utilizan para insertar dispositivos de bloqueo, lo que proporciona una capa extra de seguridad al exigir que se retire el dispositivo de bloqueo antes de usar el enchufe. Algunos fabricantes también los emplean para colocar etiquetas que adviertan sobre instrucciones que deben seguirse antes de conectar un dispositivo.
Ahorro en fabricación: la inclusión de estos agujeros en el diseño de las clavijas permite un ahorro en el material metálico utilizado, reduciendo costos de producción sin comprometer la funcionalidad del producto.