La manzanilla tiene propiedades digestivas que apaciguan el aparato gástrico inquieto, mientras sus efectos calmantes serenan la mente agitada. Dotada de poderes antiinflamatorios, combate la hinchazón. Eficaz diurético, facilita la liberación de líquidos retenidos. Su naturaleza antiséptica es un guardián contra las invasiones microbióticas.
Su infusión produce un efecto relajante muscular y antiinflamatorio, que elimina molestias como náuseas o vómitos.
Sus propiedades depurativas ayudan a eliminar toxinas y bacterias acumuladas en el hígado. Al estimular la producción de bilis, la manzanilla actúa como un complemento ideal para quienes sufren afecciones hepáticas, previniendo incluso los temidos cólicos biliares gracias a su acción antiespasmódica y sedante.
La manzanilla posee una acción calmante sobre el sistema nervioso, lo que la convierte en un aliado para relajarse y conciliar el sueño.