China ha ofrecido recientemente un crédito de 9.200 millones de dólares a líderes latinoamericanos reunidos en Beijing, pero con una condición inusual: el préstamo se realizará en yuanes chinos en lugar de dólares estadounidenses.
China ha estado intentando internacionalizar su moneda durante al menos los últimos quince años, desarrollando infraestructuras como el “Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos” (CIPS) para competir con SWIFT, y el mBridge para transacciones de moneda digital de bancos centrales.
La dependencia de la deuda para promover el yuan tiene sus límites. Varios países latinoamericanos enfrentan riesgos de impago por primera vez en décadas, lo que limita su interés en préstamos chinos para adquirir bienes y servicios del mismo origen.
El informe de deuda internacional del Banco Mundial de 2024 indica que las economías del sur global ya no enfrentan una crisis de liquidez como en el pasado, ya que han demostrado ser capaces de obtener financiamiento en mercados de bonos y bancos comerciales. Por lo tanto, el yuan debe ser atractivo para competir.
Hasta que el régimen chino relaje significativamente sus controles de capital, pocos querrán exponerse demasiado al yuan debido a su falta de convertibilidad.