Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron este sábado la eliminación de Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista Hezbollah, en un ataque llevado a cabo este viernes en Beirut. “Hassan Nasrallah está muerto”, adelantó en Telegram el portavoz castrense para la prensa internacional, Nadav Shoshani. Horas más tarde, la organización extremista libanesa confirmó la información.
Nasrallah, quien también fue uno de los fundadores de la organización, fue abatido junto con Ali Karki, comandante del Frente Sur de Hezbollah, y otros altos mandos de la organización. Este golpe se realizó tras un operativo minucioso basado en información de inteligencia proporcionada por las FDI y las agencias de seguridad israelíes.
Bajo su liderazgo, Hezbollah se convirtió en un actor político significativo en El Líbano, ganando ocho escaños en el Parlamento en las elecciones de 1992. La retirada de Israel del sur del Líbano en 2000 fue celebrada como una gran victoria por la formación terrorista, gracias a la que pudo consolidar su legitimidad y mantener sus armas.
Durante todo su tiempo al frente el grupo, Nasrallah, de 64 años, sorteó diversas crisis, incluyendo la Primavera Árabe, la guerra civil siria y la actual crisis económica en El Líbano, y llegó a ser considerado un líder político-militar único en el país, con un historial de décadas de lucha. De hecho, ninguna de las élites libanesas logró desplazarlo del campo político o disminuir significativamente su poder.
Nasrallah siempre mantuvo una retórica constante de resistencia terrorista contra Israel. En un discurso en 2000, tras la retirada israelí del sur del Líbano, describió al Estado judío como una “débil telaraña”, a pesar de su arsenal nuclear. Esta visión fue la que, en las décadas siguientes, definió su enfoque, fusionando teología chiita y retórica de liberación.