Bienvenidos, hoy entramos de lleno en una pregunta que muchos temen formular, pero que ya no podemos ignorar: ¿Podríamos perder la soberanía de Guatemala?
En tiempos donde las decisiones parecen dictadas desde escritorios ajenos, donde la dependencia económica, la sumisión política y la desinformación erosionan nuestra identidad, es urgente encender las alarmas. La soberanía no se pierde de golpe, se diluye cuando quienes deberían defenderla la negocian, la entregan o la olvidan.
Como bien advierte la historia, los pueblos que bajan la guardia terminan siendo gobernados desde fuera.
Hoy hablaremos de esto, sin eufemismos ni filtros, con la claridad que exige el momento. Porque defender la soberanía no es un discurso bonito, es una responsabilidad urgente.