David Custodio Boteo, director general de la PNC, comentó que el reclutamiento de jóvenes durante la última década se ha incrementado y los líderes de las maras lo hacen para aumentar sus ingresos.
Los departamentos de Guatemala, Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez son los lugares donde más se registra este fenómeno.
El análisis de la División Nacional contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda) da cuenta que el Barrio 18 es la estructura criminal que más menores de edad recluta para el traslado de marihuana, armas ilegales, cobro de extorsión y sicariato, mientras que la Mara Salvatrucha los recluta para la distribución de cocaína, y atender pequeños comercios que son utilizados para lavar dinero y sicariato.
Claudia Palencia, viceministra de Seguridad de la cartera de Gobernación, explicó que existen cuatro factores por los cuales los jóvenes se unen a las pandillas. El primero es por la “necesidad de tener una pertenencia en algún grupo social”, independientemente de si es legal o ilegal.
El segundo es por la adrenalina que sienten los adolescentes en tocar un arma o realizar actos ilícitos. Otro factor se debe a la ausencia de un padre o madre como ejemplo, y los grupos criminales suplen estas necesidades.
El cuarto es por la pobreza y condiciones en las que viven, situaciones que los mareros aprovechan para darles dinero a cambio de cometer un acto criminal.
La modalidad de reclutamiento de menores ha ido evolucionando, en su mayoría se da a través de redes sociales, según investigaciones policiales.
“Los ciberdelitos es un tema en el que nosotros no tenemos una legislación para poder castigar la pornografía infantil, ni el reclutamiento de pandillas a través de redes sociales”, comentó el director general de la PNC.