Naturalmente, estamos retornando a nuestras labores diarias, sean de trabajo o de cualquier otra índole.
Leí, no recuerdo dónde, la siguiente frase: “el retorno de Dios ante el supremacismo progresista”. Es realmente fuerte la calificación de “supremacía” al “progresismo”. Debo reconocer que ese nombre fue bien pensado, pues pretende indicar que esa ideología fomenta progreso y desarrollo. Sin ninguna duda, lo hace para quienes dirigen ese movimiento. Ellos sí progresan y mucho. El resto de nosotros, especialmente quienes tienen muy poco, no progresan.
La Real Academia Española define “supremacismo” como “Ideología que defiende la preeminencia de un sector social sobre el resto, generalmente por razones de raza, sexo, origen o nacionalidad”.
La supremacía progresista, como el gobierno actual, ha logrado dañar algunos cimientos de nuestra libertad en apenas un año (que se sintió como una eternidad). Es allí donde “el retorno de Dios” se vuelve fundamental. Cualquiera que sea su concepción de Dios, el retorno a nuestra Guatemala es de vital importancia y trascendencia.
Este gobierno, totalmente alejado al “retorno de Dios”, ha asumido ese supremacismo. Ha tenido ya varios fracasos, pues la ley también es suprema. Agradezco y admiro a quienes han logrado detener muchos intentos supremacistas para tener más control sobre nosotros, más acceso a nuestro dinero (los impuestos que pagamos) y a los préstamos internacionales, innecesarios y listos para trasladarlos, parcial o totalmente, a sus cuentas privadas.
¡Eso es supremacía! En este inicio de año, me parece que el retorno de Dios, reitero, en la concepción de Él que cada uno tenemos, es imperativo. Los gobernantes, impuestos, no electos, harán valer su poder para continuar con su actuar. Apenas llevamos un año de supremacía progresista. Ya aprendieron cómo hacer lo que quieran. El Ministerio Público, que también tiene supremacía, ha mantenido la presencia del Ser Supremo.
Nos toca asumir esa supremacía, pues nosotros, los ciudadanos, somos los mandantes.
Deseo un año productivo, exitoso y rodeado de familia y amigos, para todos los chapines trabajadores y de buena fe, como usted, estimado lector.
