El ecosistema de la movilidad eléctrica en Centroamérica está en una fase de crecimiento dinámico desde hace algunos años, impulsado por políticas gubernamentales, inversiones en infraestructura y una creciente conciencia ambiental.
Los recursos naturales de la región son el ecosistema perfecto para poder desarrollar vehículos eléctricos, con la gran ventaja de que las distancias no son tan largas y estos se pueden recargar con fuentes renovables de energía.
Una ventaja que tiene la región centroamericana es que cuenta con una matriz eléctrica relativamente limpia en comparación con otras regiones y que es generada de fuentes renovables como energía solar, eólica y la geotérmica.
Según un estudio, el sector transporte es el mayor consumidor de energía en América Latina y el Caribe, con cerca del 40% del consumo energético total y a la vez el que contribuye con la mayor proporción de emisiones de CO2 del sector energético (43%), además de ser uno de los sectores de menor eficiencia energética relativa, debido a la motorización de combustión interna que utilizan los vehículos convencionales.
