Estados Unidos por fin podría construir un “escudo antimisiles de última generación”.
El Golden Dome de Trump, en alusión al más modesto Iron Dome de Israel, tiene por objeto proteger a Estados Unidos de ataques utilizando, entre otras cosas, cientos o miles de satélites que pueden rastrear y atacar misiles enemigos en el momento de su despegue.
Trump había prometido un escudo de este tipo durante la campaña electoral. El 20 de mayo afirmó que su “gran y magnífico” proyecto de ley fiscal, que aún no ha sido aprobado por el Congreso, incluía una financiación inicial de 25 mil millones de dólares y que el proyecto costaría un total de 175 mil millones. En la práctica, Golden Dome probablemente costará mucho más —la Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que la factura podría ascender a más de 500 mil millones de dólares en 20 años— y llevará mucho más tiempo que el optimista plazo de “dos años y medio a tres años” anunciado por Trump.
El Golden Dome es, en parte, una respuesta a la preocupación del Pentágono de que los adversarios de Estados Unidos estén construyendo un gran número de misiles nuevos y más diversos.