Volkswagen sacudida por la crisis y con la intención de ahorrarse unos 10.000 millones de euros, estaba considerando por primera vez en su historia cerrar fábricas en Alemania, así como la disolución prematura de un acuerdo de protección de empleo que lleva treinta años en vigor.
Nos faltan unas 500.000 ventas de coches al año”, dijo Arno Antlitz, director financiero de Volkswagen. El número equivale a la producción de dos fábricas. “No tiene que ver con nuestro producto ni con un mal desempeño; sencillamente, ya no hay mercado”, dijo. También, que la empresa tenía “un año o dos” para darle la vuelta a la situación. En la estimación de los expertos, a Volkswagen (VW) le sobran unos 20.000 empleados.
El sector más importante de Alemania sigue siendo la industria automotriz; y en esta rama, VW es el macho alfa”, dijo a los medios alemanes Carsten Brzeski, economista jefe en la institución financiera global neerlandesa ING. “Cuando el gigante se tambalea, todo se tambalea”, dijo también, añadiendo que Volkswagen era más importante para Alemania, la potencia económica de Europa.
Hay quien responsabiliza al gobierno alemán por la difícil situación que está viviendo la empresa. Dicen que su programa ecológico ha provocado un derrumbe en la venta de coches dentro del país y un aumento en el precio de la energía. También se quejan de que el gobierno haya incumplido la promesa de reducir trámites burocráticos y eliminado un incentivo a la compra de vehículos eléctricos, tras interrumpir de manera abrupta un programa de subvenciones a finales del año pasado.