Hace más de 3.000 años, una espada larga con la insignia de Ramsés II, el faraón más poderoso del Antiguo Egipto, fue depositada en una choza de barro en algún lugar del delta del Nilo.
Un equipo de arqueólogos que excavaba en un antiguo fuerte de la zona lo descubrió y lo limpió, encontrando una reluciente hoja de bronce con los intrincados detalles de una cartela ornamental -el emblema personal utilizado por los faraones- aún visibles. No había perdido su brillo reflectante bajo las capas de óxido y mugre acumuladas durante milenios.
Los arqueólogos dijeron este mes que habían descubierto el arma entre un alijo de antiguos tesoros egipcios, excavados en la antigua fortaleza de Tell Al-Abqain, a unos 50 kilómetros al sureste de Alejandría, por arqueólogos del Ministerio de Antigüedades de Egipto.