Tres lecciones que nos deja la estrategia de negociación del presidente salvadoreño
Luego de adoptar bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador en junio de 2021, el presidente Nayib Bukele ha aceptado reformar la Ley Bitcoin para acceder a un crédito de US$1,3 mil millones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Actualmente, el artículo 7 de la legislación obliga a los negocios a aceptar bitcoin. Ahora, será voluntario, como debió haber sido originalmente.
El gobierno de Bukele ha estado negociando con el FMI por tres años. Inicialmente, el FMI negaba rotundamente cualquier acuerdo mientras que El Salvador continúe reconociendo bitcoin como moneda de curso legal.
Sin embargo, en las últimas negociaciones, Bukele ha utilizado a la Ley Bitcoin como un instrumento estratégico, convirtiéndolo en una pieza a su favor. Como resultado, El Salvador está próximo a recibir fondos del FMI sin haber sacrificado su Ley Bitcoin.
Bukele ha demostrado ante sus críticos los resultados favorables de sus acciones en las negociaciones de deudas en al menos en tres formas.
- El cripto turismo convirtió a los limones en limonadas.
Cuando El Salvador adoptó la Ley Bitcoin, su situación fiscal era precaria. La deuda salvadoreña se acercaba al 90% de su PIB y el riesgo país escalaba estrepitosamente. En julio de 2022, la prima de riesgo alcanzó 35 puntos, lo que incrementó el costo crediticio y privó al país de fuentes financieras. El Salvador negociaba desde una posición débil.
El interés por bitcoin entre los salvadoreños era mínima, pues 70% de la población se oponía a la ley que fue tramitada en solo cinco horas en el Congreso. Antes de anunciarlo en su país, Bukele presentó la Ley Bitcoin en una conferencia cripto en Miami. Esto demostró que el propósito principal de Bukele era atraer capitales extranjeros, no la adopción masiva.
Lo siguiente que hizo Bukele, sin mayor escrutinio público, fue adquirir los primeros $180 millones en bitcoin para depositar en un fideicomiso, el cual ha llegado a tener más de 5,000 BTC. También le apostó a una inversión extranjera poco convencional: los cripto entusiastas, quienes se han convertido en una parte importante del creciente número de turistas que han llegado al país centroamericano ante el incremento de la seguridad. Con una tasa reportada de 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2023, El Salvador aparentemente ahora goza de la tasa de homicidios más baja de América Latina.
En 2023, el turismo representó el 11% del PIB salvadoreño y, entre enero y julio de 2024, la actividad turística aumentó 22% frente al mismo periodo del año anterior. En su mayoría provenientes de Estados Unidos y Canadá, los turistas inyectaron $2,223 millones al país en el primer semestre de 2024, de acuerdo con las cifras oficiales.
- El valor del fondo bitcoin salvadoreño se ha duplicado.
El acuerdo próximo a concretarse con el FMI llega en un momento de bonanza para bitcoin. Con la victoria de Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos, la criptomoneda superó por primera vez el umbral de los $100.000. Bukele ha anunciado que esto representa para El Salvador una “ganancia no realizada” de $333 millones en sus reservas bitcoin. (Se la conoce como “ganancia no realizada” porque se debe al incremento del valor y no a la venta del cripto activo.)
El bono salvadoreño también se ha beneficiado de la apreciación de bitcoin, incrementando su valor en un 14,7% desde el 5 de noviembre. El actual riesgo país ha mejorado significativamente, hasta llegar a 5,7 puntos, y la inversión extranjera directa alcanzó $760 millones en 2023, cuatro veces más que en 2022.
En octubre de este año, El Salvador cerró un acuerdo de refinanciación de $1,000 millones con JP Morgan Chase, lo que equivale aproximadamente al 14% de la deuda del país. Enfocado en la conservación del río Lempa, el más grande del país, es el primer acuerdo de canje de deuda por un factor ambiental que JP Morgan lleva a cabo.
En agosto, JP Morgan había incrementado su previsión de crecimiento de El Salvador al 3%. Sus analistas sostienen que el radical descenso de la inseguridad en el país, junto con la apuesta de Bukele por el bitcoin, ha fortalecido los bonos soberanos y las finanzas en general.
- La institucionalización de las criptomonedas ha hecho más flexible al FMI.
El FMI también ha exigido a El Salvador reducir el gasto público y aumentar ingresos en un ajuste fiscal equivalente a 3,5% del PIB. En el primer año de vigencia del acuerdo, el ajuste sería de 1,5%. Esta decisión es positiva, independientemente del acuerdo con el FMI.
El 3 de octubre, en el marco de las negociaciones, el FMI solicitó a El Salvador 1) reducir el alcance de bitcoin en el país y 2) limitar la exposición del sector público hacia bitcoin. Esta vez, su solicitud ya no fue tan drástica como dejar de reconocer a la criptomoneda. Además, una vez que el FMI firme el acuerdo y asumiendo que los ajustes del FMI son favorables para el crecimiento de la economía salvadoreña, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo habilitarán créditos para El Salvador, de $1.000 millones cada uno.
Desde mediados de 2021, cada vez son más los países que adoptan medidas favorables a las criptomonedas. Incluso, Trump ha anunciado que estaría considerando crear una reserva nacional de bitcoin. A medida que más actores influyentes respaldan la evolución de las criptomonedas, el FMI ya no cuenta con apoyo global para aislar a El Salvador.
En el estudio de las relaciones internacionales, Robert Keohane y Joseph Nye han señalado —desde los años setenta— que las naciones ya no solo interactúan en base al poder del uso de la fuerza. Ahora también interactúan con actores no estatales y basan sus negociaciones en factores de poder blando. Es decir, los flujos de comercio, dinero, información y migrantes pueden servir como presiones.
Las naciones ahora son interdependientes y el poder se define, entonces, por quien tiene ventaja competitiva en cada uno de esos factores. La evolución de las negociaciones entre El Salvador y el FMI son un caso interesante sobre cómo un país en desarrollo ha podido reformular su oferta a lo largo de los años. Pese a que el acuerdo del FMI puede parecer un retroceso para Bukele, una lectura entre líneas sugiere que ha sido una hábil artimaña.
La opinión de este artículo es ajena a Noticiero El Vigilante