El motor del crimen trasnacional y sus organizaciones está en exacerbar crisis internas, lucrarse de tragedias, hacer la pobreza todavía más trágica y forzar a ciudadanos al exilio. Esto y más se discutió en el conversatorio “Amenazas complejas a la seguridad democrática del hemisferio occidental” realizado en Buenos Aires
La presencia de células de Hezbolá en América Latina, la influencia del régimen chino sobre la región, la pesca ilegal más allá de la Zona Económica Exclusiva de cada país o el narcotráfico que grupos criminales como el Tren de Aragua propagan para financiar sus actividades no deben ser vistos por separado. Este tipo de dinámicas se fortalecieron en los últimos años, respaldadas además por dictaduras en pro de intereses conjuntos.
Por ejemplo, hace pocos días un ciudadano iraní fue detenido al llegar al aeropuerto de Santiago de Chile procedente de Miami. Había sido imputado por usurpación de identidad al presentar pasaportes falsos y tenía 19 meses prófugo, sumado a sospechas de sus posibles vínculos con Hezbolá. A la par, existen estudios de cómo este grupo terrorista opera entre Venezuela, Colombia y Panamá con un esquema de lavado de dinero basado en el comercio similar al que aplican en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay.
El conversatorio “Amenazas complejas a la seguridad democrática del hemisferio occidental” realizado esta semana en Buenos Aires y al que asistió PanAm Post buscó plantear los peligros que enfrenta la región y cómo los conflictos, así como grupos criminales, han evolucionado junto con los cambios políticos. Lo cierto es que la fórmula ya está identificada por expertos en la materia: el motor del crimen trasnacional y sus organizaciones está en exacerbar crisis internas, lucrarse de tragedias, hacer la pobreza todavía más trágica, y forzar a ciudadanos al exilio porque, tal como explicó el politólogo Hugo Acha, “en la tragedia de esas personas habrá un arma para presionar al primer mundo”.
Mientras EEUU habla, China usa su chequera
Hay mucho por hacer para contrarrestar tantas problemáticas, pero el trabajo hacia las respuestas no se detiene. Eso lo dejó claro el panel de expertos entre los que también estuvieron Fabián Calle, especialista argentino en Relaciones Internacionales; Eduardo Verástegui, productor de la película «Sound of Freedom»; Julio Spota, rector de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) o Maibort Petit, reconocida periodista venezolana.
Tal como explica Calle, Estados Unidos —próximamente bajo el gobierno de Donald Trump— “va a tener que jugar más allá de la palabra y la retórica. Va tener que empezar a jugar fuerte en infraestructura, inversiones, facilitar créditos”. Y es que el régimen comunista chino se ha encargado de plantar presencia América Latina con millonarias inversiones concretadas en proyectos como el recién inaugurado puerto de Chancay en Perú, el cual no es más que otra entrada para la influencia militar del gigante asiático. “Ya la solidaridad de pico no funciona más, porque del otro lado hay chequera”, fue la clara sentencia del experto.
El hilo conductor de estas oscuras alianzas también pasa por Cuba, con el régimen castrista extendiendo su alcance a través de programas como las misiones médicas que envía a Bolivia o México y que, como han evidenciado informes, no solo sirven a La Habana para embolsillarse miles de dólares, sino que están catalogadas como una nueva forma de esclavitud moderna.
El mundo se enfrenta “a un solo conflicto”
La trata de personas no escapa de este contexto, siendo otro negocio con el que lucran grupos criminales. Menos aún considerando que actualmente “más de 50 millones de personas son víctimas de trata en el mundo”, como mencionó Eduardo Verástegui, con México como “el mayor exportador de menores para el negocio y crimen de la trata”, además de ser “el proveedor número uno de víctimas menores de edad para Estados Unidos”.
Si algo dejó este conversatorio es que el mundo se enfrenta a “un solo conflicto” por la interconexión que hay entre sus actores criminales, tal como explicó la periodista venezolana Maibort Petit, cuyo turno al micrófono sirvió para entender cómo la dictadura venezolana usa a su favor la migración ilegal hacia la frontera sur de Estados Unidos, con el Tren de Aragua como uno de los protagonistas en esta crisis.
No quedó de lado cómo el Partido Comunista Chino (PCCh) “ha entrado en la formación de cuadros importantes para el evento del 15 de diciembre en Venezuela”. Al respecto, Petit agregó que “hay intercambio entre los dos países para la creación de cuadros, para la creación de acciones, elementos y estructuras económicas que le permitan al régimen, a Xi Jinping y alianzas trabajar con Maduro para que no se vaya durante el nuevo gobierno de Trump”.
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