Celso Amorim, el principal asesor en política internacional de Luiz Inácio Lula da Silva, explicó que el grupo “necesita países que puedan contribuir” sumado a que “hay que ir despacio”, ya que “no tiene sentido llenarlo con países”
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no respalda una hipotética entrada de Venezuela al grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Al menos no públicamente, de acuerdo con palabras de Celso Amorim, el asesor especial para Asuntos Internacionales del mandatario sudamericano. Y es que son pocos los méritos que parecen ver desde Brasilia para que su vecino se incorpore al bloque conformado por cinco de las economías más relevantes de la actualidad, según afirman.
Amorim explicó que el grupo “necesita países que puedan contribuir” sumado a que “hay que ir despacio”, ya que “no tiene sentido llenarlo con países” o de lo contrario podría surgir otro G-77 (con más de 130 miembros subdesarrollados o en vías de desarrollo), dijo a CNN. El principal asesor en política internacional del mandatario es uno de los que cuestiona las capacidades comerciales de Venezuela en manos del chavismo y, además, su posición deja entrever otra consecuencia del fraude perpetrado por el chavismo en las presidenciales del pasado 28 de julio.
La razón es que Lula da Silva exige al chavismo desde aquellas elecciones la actas que comprueben la victoria que el Consejo Nacional Electoral (CNE) atribuyó a Maduro frente a Edmundo González Urrutia. El propio Amorim participó como observador del proceso electoral en Caracas y luego de aquella fecha, el gobierno brasileño se encuentra en una posición de mediador, junto a Colombia, tambaleándose entre respaldar a su homólogo en Venezuela o frenar sus ambiciones más allá del 10 de enero de 2025, fecha pautada para la investidura de un nuevo período presidencial. Oponerse al ingreso de Venezuela en los BRICS es otro gesto relacionado con eso.
Posible quiebre de relaciones con Venezuela
A todo lo anterior, se suma la posibilidad de que Brasil no permita la entrada de Venezuela a los BRICS debido a la postura adoptada por el chavismo en las elecciones de este año, apunta la cadena de noticias estadounidense citando diplomáticos directamente involucrados en las negociaciones. Sin embargo, hay cálculos políticos implícitos, vetar a Maduro podría significar el quiebre de relaciones, así como el impacto negativo que habría hacia China y Rusia, cercanos al dictador.
El tema posiblemente sea discutido en la cumbre que se hará en la ciudad rusa de Kazán del 22 al 24 de octubre, y donde seguro se sopesará la oferta que hizo Maduro meses atrás. Desde Caracas, el dictador amenazó a Estados Unidos y “sus asociados en el mundo” con “dar los bloques petroleros y gasíferos que operan en el país caribeño a sus aliados del grupo de economías emergentes BRICS si las autoridades de la nación norteamericana ‘cometen el error de su vida’”, reseñó entonces la agencia EFE. No detalló a cuál “error” se refería, pero por aquellos días la presión internacional estaba en su punto máximo por la publicación de los resultados, sin actas, de las elecciones que anunció el CNE chavista, cuyos cómputos estaban a favor del régimen.
A la par, Maduro ejerce evidentes presiones contra el gobierno de Lula da Silva —cuya posición izquierdista ha matizado luego de alianzas con otros sectores que lo ayudaron a llegar al poder— al relacionarse con grupos políticos marxistas de Brasil como el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST).
Aún así, el mandatario chavista sigue sin contar con méritos reales para la incorporación de Venezuela en los BRICS. Sus 11 miembros actuales acumulan el 47,6 % de la producción mundial total de crudo y el 39 % de las exportaciones petroleras mundiales. El objetivo del grupo, según el presidente ruso Vladímir Putin, es acabar con la importancia del dólar en el comercio mundial. El país caribeño apenas mantiene una deplorable producción petrolera que no se acerca a los más de tres millones de barriles diarios del año 1998, antes de que Hugo Chávez llegara al poder.
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