Incluso a pocas semanas de dejar la Casa Blanca, Biden continúa siendo consecuente con autoritarismos del mundo. En este caso por una nueva exención de sanciones que engrosará las arcas del régimen iraní, aliado de Hezbolá y de Hamás
El gobierno estadounidense de Joe Biden permitió que Irán se embolsillara otros 10000 millones de dólares apenas tres días después de las elecciones presidenciales, cuando el actual mandatario demócrata salió derrotado ante Donald Trump. Esto se produjo por una exención de sanciones que durará 120 días y que permite al régimen islámico acceder a los fondos producto de la electricidad que vende a Irak.
Es decir, la historia se repite si se tiene en cuenta que en noviembre de 2023 la Administración Biden tomó la misma decisión. A pesar de que el Departamento de Estado continúa sosteniendo que a Irán sólo se le permite utilizar los fondos para necesidades humanitarias, el régimen islámico se encargó de aseverar anteriormente que los usarían a discreción. Es un escenario que destaca una vez más la débil política internacional del gobierno saliente y deja servida la mesa para otro asunto con el que debe lidiar el próximo gobierno de Trump.
Antony Blinken, secretario de Estado, afirmó el 8 de noviembre que “es de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos” suspender las sanciones económicas obligatorias que impiden a Irak transferir más de 10.000 millones de dólares a Irán en pagos de importación de electricidad, según una exclusiva de Washington Free Beacon. Pero la justificación no es suficiente para integrantes del Partido Republicano. Por ejemplo, el congresista Michael McCaul recordó que la Cámara baja “votó a favor de eliminar estas exenciones de las sanciones, dos veces”. Sin embargo, el gobierno de Biden “sigue suspendiéndolas, lo que pone más dinero en los bolsillos del régimen iraní para financiar sus agentes terroristas y su programa de armas nucleares”.
La “desviada brújula moral” de Biden
Suspender sanciones a Irán es algo que también se hizo en el primer gobierno de Trump, pero el contexto era muy diferente. Mientras el republicano impuso estrictas condiciones para que Irán accediera al dinero, su sucesor facilitó que los fondos “puedan transferirse a cuentas en Omán y luego convertirse a euros u otras monedas ampliamente comercializadas para que Irán compre productos no sancionados”, según los detalles que trascendieron el año pasado.
No hay manera de confirmar cómo Irán utilizará estos 10000 millones de dólares, pero no es difícil imaginarlo al formar parte de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SSOT, por sus iniciales en inglés) de EE. UU., la cual completan Corea del Norte, Siria y Cuba. Hezbolá está entre los principales aliados de Teherán y eso enfurece más a los opositores de Biden.
No es para menos, además que al conceder el acceso a nuevos fondos, el mandatario demócrata saliente lo hace en el momento menos oportuno. Y es que otra diferencia con la primera Administración Trump es que Biden facilita fondos a Irán en medio de dos importantes guerras. Es como mencionó Nikki Halley, exembajadora ante la ONU, en una entrevista con Fox News.
“¿Por qué apoyas al patrocinador número uno del terror con una exención de 10000 millones de dólares? Ahora van a decir ‘esto se hizo en la última Administración’, bueno ten en cuenta que eso fue antes del 7 de octubre, fue antes de que Rusia y Ucrania entraran en guerra. Fue antes de todo eso”.
Para Haley “la brújula moral está totalmente desviada” en el gobierno de Biden, que insiste con ser aliado de Israel, pero al mismo tiempo facilitando fondos a uno de sus principales enemigos.
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