Como si fuera una marioneta, se mueve al ritmo de quien lo está manejando. Como si tuviera una discapacidad intelectual, responde a instrucciones que recibe, en diversos idiomas. Responde a quien le habla fuerte o le da indicaciones en vez de actuar de acuerdo al juramento que hizo con su mano (derecha), sobre la Constitución.
Teniendo una ausencia absoluta de liderazgo, no le queda más que moverse al ritmo de las cosas, personas e instituciones a su alrededor.
Sí, me refiero al ungido por las fuerzas oscuras de izquierda, locales y extranjeras, que lo sentaron en la silla presidencial. La mayoría de los guatemaltecos no lo elegimos, pero nos toca sobrellevar la carga de la imposición.
Llevamos once meses y el desorden, la desobediencia y el hartazgo nos tienen en jaque. El futuro es sombrío y, sobre todo, incierto. No suelo ser tan negativa. El ambiente en nuestra Guate está así.
La “comunidad internacional” está muy activa. El ungido por la izquierda seguramente está recibiendo “instrucciones en inglés” y en varios otros idiomas. Aun así, la incapacidad es cada vez más notoria a medida que crecen los problemas o se agravan. Esto es inevitable, pues no tenemos una dirigencia sólida y firme, no solo en la presidencia, sino en los otros organismos del Estado.
El Congreso también está recibiendo instrucciones, quién sabe en cuál idioma. Seguramente no solo es en chapín. Aquí no hay nada nuevo. Sin embargo, la compra de almas, perdón, voluntades, está más activa que nunca. Como reza el viejo refrán, “cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”.
El resto del país está activo, pues dependemos de nuestro trabajo para vivir. Nos toca saltar los hundimientos, no solo los físicos, sino también los intelectuales y, sobre todo, los de valores y principios. Ahora prevalece el “sálvese quien pueda”.
Los chapines hemos sobrevivido a cuanto huracán, robo, corrupción, hundimiento, físico o gubernamental. Seguiremos haciéndolo, pues es nuestro deber con nosotros mismos y nuestras familias. Y también por Guatemala, pues, como decía una vieja campaña publicitaria, es la tierra que nos vio nacer.
Seguiremos hacia adelante porque, hacia atrás, ni para agarrar aviada.
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