La ONG Prisoners Defenders denunció este viernes que hay 1.100 presos políticos en Cuba.
El dato supone un aumento en el número de personas privadas de su libertad por razones políticas en la isla, ya que en abril ingresaron a la lista 13 nuevos prisioneros políticos y salieron de la misma tan sólo cinco “tras el cumplimiento íntegro de la sanción o medida impuesta”, remarcó la organización en su reporte mensual.
El informe detalla que 30 menores permanecen en prisión por motivos políticos. “27 de ellos aún cumplen sentencia y tres aún siguen en proceso penal con medidas cautelares sin tutela judicial alguna. En su último informe a Naciones Unidas, el régimen de Cuba reconoció la veracidad de estas cifras
Datos del reporte
La pena media de estos menores condenados por sedición es de cinco años de privación de libertad, un castigo en promedio superior al que sufrían, antes del 11J (las masivas manifestaciones del 11 de julio de 2021), los adultos en prisión política. En la actualidad, la mayoría se encuentran en reclusión domiciliaria o trabajo forzado sin internamiento.
De nuestra lista actual, 225 manifestantes han sido acusados de sedición y al menos 222 ya han sido sentenciados a un promedio de 10 años de privación de libertad cada uno.
La cifra de mujeres actualmente prisioneras, incluyendo condenadas en limitación de libertad domiciliar, es de 118 (incluyendo menores y dos de género trans), las que aún sufren autos y condenas políticas y de conciencia.
Todas las mujeres trans en prisión de conciencia han estado y están encarceladas entre hombres, lo cual sucede también con las presas trans comunes, sufriendo situaciones, entre hombres, indescriptibles para su condición sexual.
Entre los presos políticos, se identificaron 297 presos con patologías médicas graves sin tratamiento médico adecuado.
Manifestantes y periodistas independientes, altamente vulnerables
El informe destaca que el régimen cubano quiere silenciar “a toda costa” a las familias de los prisioneros políticos del 11J en medios internacionales, y para ello dedica todos los esfuerzos represivos contra los periodistas independientes que aún trabajan en la isla.