Frente a las innovaciones de la inteligencia artificial, la industria debe establecer normas éticas que permitan coexistir a ambas partes
El rápido avance de la inteligencia artificial está reconfigurando la industria musical de una forma que nunca creímos posible. Desde la clonación de la voz de un artista a través de sencillas interfaces web hasta la generación de composiciones totalmente nuevas en cuestión de segundos a partir de un simple texto, la IA está ampliando los límites de la creatividad y desafiando nuestra concepción de la autoría y la propiedad, y los músicos están denunciando que esta tecnología vulnera sus derechos
Mientras nos encontramos en el precipicio de este cambio revolucionario, es crucial que consideremos las implicaciones éticas de estas poderosas herramientas
La creación de una IA musical sólida y fiable requiere una gran cantidad de datos de alta calidad: estamos hablando de cientos de miles a millones de pistas que comprenden decenas de miles de horas, incluida una amplia gama de instrumentos solistas y archivos MIDI En la actualidad, muchos desarrolladores de IA toman un atajo basándose en el uso justo o en reclamaciones de dominio público, asumiendo que su uso de material protegido por derechos de autor entra dentro de estas excepciones legales. Sin embargo, este enfoque suele ser erróneo y puede dar lugar a litigios. El uso legítimo es una doctrina compleja y específica para cada caso, y reclamar su protección sin un análisis jurídico exhaustivo es una propuesta arriesgada