Los fuertes vientos, los pastos secos y las altas temperaturas han provocado que se quemen más de 340.000 hectáreas.
El fuego está arrasando amplias zonas del norte de Texas y dejando imágenes impresionantes en la zona del Panhandle, en el norte del Estado. Además de superficie forestal, las llamas han consumido casas, devorado vehículos, quemado ranchos y matado reses de ganado y han dejado ya la primera víctima mortal, una anciana de 83 años de la pequeña localidad de Stinnett.
Las evacuaciones de las zonas afectadas han evitado un mayor número de muertes.
La superficie afectada es mayor que la del Estado de Rhode Island. El siniestro está muy cerca del mayor registrado en Texas, el de East Amarillo de marzo de 2006, que calcinó 907.000 acres.
Algunas imágenes de satélite apuntan a que podría incluso haberlo superado.