La democracia en EEUU afronta grandes retos: el extremismo, el autoritarismo y la desinformación son factores que van en aumento a pasos agigantados en su sociedad y como consecuencia, EEUU está viviendo un período de sacudidas políticas violentas como nunca antes se había visto, por primera vez en la historia moderna de los EEUU se debate y cuestiona la solidez de su sistema democrático y cada vez existe más preocupación por parte de académicos, políticos, analistas, investigadores, historiadores, empresarios, etc.. sobre el futuro democrático de ese país; las encuestas demuestran que un 71% de los votantes estadounidenses piensan que la democracia está en riesgo, producto de la irresponsabilidad política de algunos de sus lideres y las fallas de su propio sistema electoral, con un agravante que hay un sector de votantes radicales que se niegan a aceptar los resultados de las elecciones cuando pierden una elección.
Con tanta información, que se recibe en tiempo real a través de múltiples medios de comunicación, se puede percibir una creciente polarización entre la población estadounidense y los seguidores de los dos partidos mayoritarios en ese país, lo que se convierte en un buen ejemplo de lo que no hay que copiar; la desconexión que se observa entre los políticos representados en el Congreso y Senado para aprobar políticas y leyes que beneficien a los votantes y su población, denota una brecha cada vez mayor; el aumento de la violencia política manifestada trágicamente en el asalto al Congreso en enero del año 2021, da señales inequívocas del deterioro político; todo esto ha acelerado un creciente daño y disfunción de las instituciones democráticas a lo interno de Estados Unidos, al final, estos son signos incuestionables de la crisis que afecta al sistema democrático estadunidense y permite observar como, cada día, se agrava más.
Otros analistas plantean que si bien los Estados Unidos de América, ha sido un referente democrático para el mundo, tanto en lo cultural, político y económico, ahora está dejando de serlo porque ese país sufre una crisis democrática y de legitimidad que ha dividido y confrontado a su sociedad; el descrédito por el que está pasando el modelo estadounidense es una realidad innegable; un país que se construyó sobre la base de la inmigración, hoy, parte de su población se ha convertido en xenófoba; aquel país que sobre la base de su Constitución Política había construido un sistema de justicia fuerte, objetivo, imparcial y transparente, hoy, genera dudas; aquel país que sus eventos eleccionarios eran un ejemplo de legitimidad, respeto y transparencia para el mundo, hoy, se ven con mucha reserva; aquel país que siempre defendió la democracia representativa y el mundo libre, hoy, tiene problemas internos que debe solucionar; en suma, aquel país que creíamos que era un ejemplo de democracia política, de justicia y valores, hoy, los está perdiendo.
Por último, el modelo estadunidense pareciera ser que está dejando de ser un ejemplo para el mundo, sobre todo para los países latinoamericanos, además, muchos de los países en todo el mundo que viven en democracia y que antes veían a Estados Unidos como un modelo a seguir están preocupados por el rumbo que este país ha tomado porque, pareciera ser que la democracia se ha anquilosado, ha perdido sus valores, se ha vuelto inútil, se ha convertido en algo más parecido a la anarquía; porque cuando se acepta de manera ilimitada la tolerancia para todo, en un pueblo, ésta destruye los fundamentos de la democracia y propicia la llegada del populismo y del autoritarismo.
Ojalá que los estadunidenses logren revertir los daños ocasionados a su país, a su democracia, a su sistema de justicia, a su sistema político, pero sobre todo, corregir el daño que le ha ocasionado a su población al dividirla y confrontarla, pero lo más preocupante, es que propició el odio hacia los pueblos al sur de su frontera cuando, por el contrario, es vital promover el principio democrático de la coexistencia pacífica de los pueblos.
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