En el 2023, se registraron cifras alarmantes en las rutas migratorias de las Américas, con casi 700 personas fallecidas en el intento y un total de 1457 muertes o desapariciones, la cifra más alta en la historia según la Organización Internacional de las Migraciones.
La frontera entre Estados Unidos y México se ha convertido en la ruta terrestre más peligrosa del mundo, con al menos 686 personas perdidas en el 2023. Sin embargo, se estima que la cifra real es aún mayor debido a la falta de datos oficiales, especialmente de Texas y la agencia mexicana de búsqueda y rescate.
Cuba lidera la lista de países de origen con más fallecidos, seguido de México, Venezuela y otros. El informe revela un aumento constante en las muertes, indicando una emergencia humanitaria significativa, especialmente en áreas con escasos datos como el Caribe y el Parque Nacional de Darién.
En el Caribe, las rutas marítimas documentaron un récord de 350 fallecidos en el 2022, un aumento del 94% desde el año anterior. Las condiciones extremas y las precarias embarcaciones contribuyen a la peligrosidad de estas travesías, con destacados naufragios desde las islas caribeñas hacia Estados Unidos.
La selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, también se destaca como una zona inhóspita con 141 muertes documentadas en 2023. La falta de rutas seguras obliga a los migrantes a optar por vías irregulares, exponiéndolos a peligros extremos.
La OIM destaca la necesidad urgente de que los Estados tomen acciones firmes, mejorando la recopilación de datos y estableciendo rutas migratorias seguras y regulares. La falta de opciones seguras es señalada como la principal causa de estas tragedias, impactando profundamente en las familias que enfrentan una búsqueda interminable de sus seres queridos desaparecidos. La crisis subraya la realidad desalentadora de saber poco acerca de los migrantes que desaparecen en las Américas.
La creciente crisis migratoria, demanda soluciones integrales. Es esencial mejorar la recopilación de datos para comprender la magnitud del problema y promover rutas migratorias seguras, reduciendo la necesidad de opciones peligrosas. Campañas de concienciación pueden informar a los migrantes sobre alternativas seguras, mientras que la cooperación internacional facilitaría esfuerzos conjuntos para abordar las causas subyacentes y coordinar operaciones de búsqueda y rescate.
La provisión de asistencia humanitaria en áreas críticas y la garantía de derechos humanos son componentes esenciales. Además, programas de desarrollo económico y social en países de origen pueden abordar raíces profundas de la migración. A través del diálogo diplomático y la colaboración global, se pueden encontrar soluciones sostenibles para esta compleja emergencia humanitaria.