Los primeros años de la década de 1980 marcaron un momento histórico crucial, cuando China y la India, los países más poblados del mundo, con ingresos per cápita prácticamente idénticos, comenzaron a liberar y abrir sus economías.
Ambos países provocaron proyecciones de “revolución” y “milagro”. Pero mientras China creció rápidamente sobre una base sólida de desarrollo de capital humano, India defraudó ese aspecto de su crecimiento y China se convirtió en una superpotencia económica
El Índice de Capital Humano 2021 del Banco Mundial, que mide los resultados de educación y salud de los países en una escala de 0 a 1, le dio a la India una puntuación de 0,49, por debajo de Nepal y Kenia, ambos países más pobres. China obtuvo una puntuación de 0,65, similar a la de Chile y Eslovaquia, mucho más ricos en términos per cápita.
Hoy, la productividad de China es casi el doble que la de la India. Si bien el 45% de los trabajadores indios todavía están en el sector agrícola altamente improductivo, China ha pasado de la manufactura simple e intensiva en mano de obra para emerger, por ejemplo, como una fuerza dominante en los mercados automotrices globales, especialmente en vehículos eléctricos y fabricación de chips para inteligencia artificial.
Otra pieza que falta en la historia de crecimiento de la India es la infraestructura. Ferrocarriles en ruinas, carreteras congestionadas y aeropuertos ineficientes perturban las cadenas de suministro, sofocando el crecimiento y la inversión. Si bien India no es la primera economía emergente decepcionada por su infraestructura en ruinas como lo es actualmente Sudáfrica
China también está mejor preparada para oportunidades futuras. Siete universidades chinas están clasificadas entre las 100 mejores del mundo, con Tsinghua y Pekín entre las 20 mejores. Tsinghua es considerada la universidad líder en ciencias de la computación del mundo, mientras que Pekín ocupa el noveno lugar.
Asimismo, nueve universidades chinas se encuentran entre las 50 mejores a nivel mundial en matemáticas. Por el contrario, ninguna universidad de la India, incluidos los célebres Institutos Indios de Tecnología, se encuentra entre las 100 mejores del mundo.