Nuestra admiración y respeto a las autoridades de los pueblos originarios y a todos los guatemaltecos que asumieron con convicción la defensa de la poca democracia existente en nuestro país. Ahora, juntos los cuatro pueblos y sus propias autoridades, el gobierno actual, sectores, instituciones y cada guatemalteco a luchar por la construcción de la democracia y el desarrollo que todos deseamos. Necesitamos el Estado incluyente.
Como guatemaltecos hemos vivido en los últimos días una experiencia acerca de lo que son capaces las hijas e hijos de la patria que hacen de todo para que nada cambie. Simplemente politiqueros y corruptos. Con claridad sabemos muy bien que los poderes del Estado actúan en beneficio de pocos y se han olvidado de la mayoría de los habitantes. Con el gobierno del Doctor Arévalo surgen las esperanzas del inicio de la construcción del país que deseamos donde se viva la justicia, la paz, la democracia y la inclusión de los pueblos en los espacios donde se deciden las estrategias, las políticas y las acciones por el bienestar de todos. Es un gran proceso que necesita mucho tiempo, orientaciones y educación porque están profundas las raíces del Estado con pensamiento y organización colonial. La visión y práctica monocultural es contra la democracia. Un vistazo a los planes de trabajo y al presupuesto que manejan las instituciones y los poderes del Estado para darnos cuenta de cómo tratan a la mayoría de la población y especialmente a los pueblos originarios. Además, la experiencia indica que instituciones creadas para atender a los excluidos solo acrecientan más la exclusión y por eso se insiste por un proyecto político que tome en cuenta la representatividad de los pueblos.
Es un desafío para todos los guatemaltecos denunciar los hechos de corrupción, impunidad, injusticia y racismo que practican las instituciones públicas y privadas. La organización de las comunidades locales es importante para observar de cerca las acciones de las entidades públicas que allí funcionan. Las comunidades deben plantear preguntas acerca del por qué en algunas instituciones de salud no hay medicinas y obligan a los enfermos a comprar su medicina, es sano conocer el destino del dinero que reúnen algunas comunidades para entregar a algunos alcaldes a cambio de aprobar determinado proyecto de supuesto desarrollo y el costo elevado de la construcción de obras públicas. Llegará el tiempo en que el castigo a los corruptos sea más drástico porque entorpecen el desarrollo de los pueblos.
Tenemos que mantener las esperanzas y exigir que el Congreso de la República y su Junta Directiva trabajen por una agenda legislativa que crea leyes que mejoren o eliminen las condiciones de pobreza, exclusión, injusticia y corrupción que han venido practicando muchas o todas las entidades públicas durante siglos. Los nuevos diputados tienen una oportunidad para poner a prueba su honorabilidad y su trabajo por el bienestar de todos y los que están acostumbrados a la corrupción y la impunidad también tienen un buen tiempo para cambiar pensamiento y actitudes para el beneficio del país. Las comisiones de trabajo en el Congreso deben dar paso a tener presentes a los pueblos de Guatemala porque las diferencias son contenidos y estructura de la democracia que necesita Guatemala.
Los ministerios de Estado tienen la obligación de tomar en cuenta la multiculturalidad del país para que los servicios públicos empiecen a considerar esta riqueza para abonar a la construcción de la democracia, la justicia y la paz. La diversidad es vida para la unidad de Guatemala.
La opinión de este artículo es ajena al Noticiero el Vigilante.