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Alegría para pocos y tristeza para muchos   Opinión por Luis Javier Crisóstomo  

 

El 15 de septiembre de 1821 cobra significado según el sujeto que aprecia el acontecimiento desde su particular punto de vista. El hecho se dio hace más de 200 años y su impacto sigue presente en las generaciones actuales. Para muchos actores nacionales, el significado del 15 de septiembre de 1821, depende de lo que la escuela de todos los niveles ha dicho y para otros tiene importancia al apreciar el poder y la riqueza con que cuentan actualmente.

La educación escolar insiste en presentar que el 15/09/1821 es motivo para desfiles, excursiones, traída y llevada de antorchas, concursos de dibujos acerca de símbolos patrios, declamaciones, caminatas y discursos que exaltan aquel acontecimiento. La educación escolar todavía miente y no asume el análisis crítico de lo que significa tal acontecimiento para los pueblos que integran actualmente el Estado de Guatemala. La educación escolar está lejos todavía de formar a la niñez y a la juventud con vistas a proponer alternativas que deberían mejorar las condiciones de vida como efectos de justicia y democracia.

Quienes disfrutan del impacto positivo del 15/09/1821 se debe a que les dejaron la estructura del poder y de la riqueza sobre prácticas como el saqueo, la corrupción, la mentira y la explotación de los excluidos. Tienen mucho que celebrar y pueden hacer gala de sus condiciones de vida de primer mundo en un país donde la mayoría apenas tiene para sobrevivir.

Para los pueblos originarios, es un acontecimiento que simplemente trasladó el mando a quienes hicieron posible la declaración de tal independencia. Con el control del poder, asumieron total responsabilidad de hacer lo que podían con los pueblos originarios.  Los documentos históricos disponibles en la actualidad, reflejan, por ejemplo, las leyes que emitió el Congreso a partir de 1823. Entre estas leyes encontramos las que establecen terminar con los elementos de la cultura de los pueblos originarios, las que consideraban oportuno civilizar a la población indígena, más de alguna que señaló la ladinización, las que se inspiraron en la asimilación y en la integración. Ahora, contamos con algunos artículos legales que reconocen la presencia de los pueblos originarios, pero la estructura del Estado descansa sobre el racismo y la exclusión. El Estado actual necesita de una transformación hacia uno incluyente. Qué tienen que conmemorar los pueblos originarios acerca del 15/09/1821, si viven en condiciones de pobreza, algunos elementos característicos de su cultura han desaparecido y otros elementos culturales en proceso de desaparición. La vigencia de los derechos individuales y colectivos de los pueblos originarios no tienen el reconocimiento expreso y por lo mismo son vulnerados de manera constante y cotidiana.

El tiempo por venir debe ser aprovechado por los pueblos de Guatemala para asumir un proceso participativo y dialogado.  En esa oportunidad asumida por todos, se debe buscar y asumir acuerdos y compromisos que con base a la diversidad sirvan para la construcción de un proyecto político incluyente que lleve desarrollo económico y político para todos.  Las lideresas y líderes del país deben aportar lo mejor de su pensamiento cargado de justicia, democracia y solidaridad para remediar los impactos que ha provocado un acontecimiento que no ha tenido la oportunidad de reconocer la presencia de todos los pueblos.

La opinión de este artículo es ajena al Noticiero el Vigilante

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