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Adoctrinamiento comunista en universidades empuja el éxodo de la juventud china, opinión de oriana Rivas

Las solicitudes para estudiar en el extranjero aumentaron 23 % en 2022, respecto al año anterior, de acuerdo con el Ministerio de Educación. En contraste, las inscripciones para posgrados en China disminuyeron de 21 % en 2022 a 3,7 % en 2023

Ideologización, pocas oportunidades de empleo y ganas de experimentar otras culturas con libertad de pensamiento están empujando a los jóvenes fuera de las universidades de China. Es algo que está ocurriendo, pero debido al hermetismo del régimen y su conocido Gran Cortafuegos en contra plataformas digitales, es poca la información que sale al respecto.

Es decir, Xi Jinping podrá vanagloriarse de sus maniobras expansionistas o del yugo de la trampa de la deuda que impone a otras naciones, pero internamente enfrenta una crisis que podría socavar el músculo productivo y económico del Dragón Rojo. Tanto es así, que en 2022 las solicitudes para estudiar en el extranjero aumentaron 23 % respecto al año anterior, de acuerdo con el Ministerio de Educación.

Las maestrías son la opción más atractiva para quienes quieren seguir formándose profesionalmente, pues representan 81,2 % de las solicitudes, según EIC Education, una agencia de estudios en el extranjero líder en China. Entonces, esto decantaría en una salida de profesionales que no le conviene a Pekín. Es que de por sí, la población del gigante asiático está envejeciendo y la mano de obra profesional está disminuyendo.

“Quiero abrir los ojos”
Tan solo hace falta leer las declaraciones que hizo el régimen a inicios de este año, ya que por primera vez su población disminuyó desde 1960, cuando Mao Zedong ejecutaba su fracasada y genocida campaña “Gran Salto Adelante”. En términos numéricos, la población de China continental se redujo en 850.000 personas en el año 2022. La cifra comenzó a contraerse a pesar de que el régimen eliminó la histórica regla del hijo único.

Que ahora los jóvenes universitarios decidan seguir estudiando en otros países, no podría ser menos que caótico para Pekín, teniendo en cuenta este contexto. Un caso conocido es el de Jennie Zhan, una joven de 22 años que aprobó el examen de inglés para estudiar en la Universidad de Georgetown en Washington, haciendo un posgrado en bioinformática, tal como retrata South China Morning Post. Ella cuenta que quiere “abrir los ojos, ver diferentes y variadas formas de pensar y estilos de vida en países extranjeros”.

Adicionalmente, deja por sentado el inconformismo que hay en jóvenes de su edad, debido al adoctrinamiento del comunismo chino. Aparte de no gustarle las clases, rechaza las conferencias de educación ideológica y política, obligatorias en las universidades chinas. “Siento que no se está respetando mi tiempo”, sentenció.

Desobedeciendo al régimen chino
Jennie Zhan se está adelantando al descontento por explotación laboral que padecen profesionales jóvenes en distintas empresas del gigante asiático. Gran parte del mundo se conmocionó hace tres años cuando se filtró la muerte de una empleada del gigante del comercio electrónico Pinduoduo. Según los reportes, se desplomó cuando volvía a su casa. Días después, un empleado se suicidó tras pedir un permiso a su jefe. En ambos casos se presumía cansancio laboral por una carga mensual de 264 horas cuando lo legal son 196.

Las universidades chinas están experimentando una “huida en masa”, según el portal con sede en Hong Kong. Una aseveración certera, ya que los recién graduados tampoco pueden elegir libremente una opción de posgrado. El modelo educativo, según los relatos, solo les permite postularse para un solo programa en una universidad. Pero en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, el país que Xi Jinping considera su enemigo número uno, las opciones son infinitas. La consecuencia es que las inscripciones para posgrados en China disminuyeron de 21 % en 2022 a 3,7 % en 2023, indican cifras oficiales.

La libertad de los jóvenes está coartada por todos los frentes. No solo crecen vigilados y limitados en Internet, cuando ingresan a las aulas lo más probable es que deban obedecer la doctrina “hacer lo que dice Xi Jinping”, que el régimen imparte previamente a los docentes. El objetivo no es otro que “servir al Partido Comunista de China y servir a la consolidación y al desarrollo del sistema socialista con características chinas”. Pero en medio de tal autoritarismo, es evidente que el anhelo de libertad se abre camino.

Oriana Rivas
Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.

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