El litio es esencial. China lo sabe muy bien y está detrás del mineral en Latinoamérica, al negociar su participación en la explotación de los yacimientos en la región con “corrupción geoestratégica”, una maniobra que implica la evasión, mediante sobornos, de los requisitos correspondientes para poder invertir.

Por un lado, China en el primer trimestre de este año concretó inversiones en el “triángulo de oro blanco” que conforman Bolivia, Argentina y Chile.

Es una práctica a través de la cual la nación asiática intenta ganar la competencia a empresarios europeos o estadounidenses en las licitaciones que son convocadas en América Latina, donde se acumula el 60 % del recurso natural blando y plateado. Esto se traduce en alrededor de 52 millones de toneladas disueltas en lagos subterráneos de salmuera en la cordillera de los Andes. Este mineral se ha convertido en protagonista de la transición energética, por ser el componente esencial de las baterías de celulares, computadoras y autos, así como electrodomésticos, turbinas eólicas y paneles solares

La conquista de terreno argentino para explotar litio preocupa a la industria tras enfrentar el control de la producción que China mantiene en Bolivia, desde hace una década.
Estados Unidos reconoce que la demanda mundial de minerales críticos crecerá 600 % durante las próximas décadas y, para minerales como el litio aumentará hasta un 4000 %.
