Home OPINION Debería haber también día del Capital, Opinion de Luis Enrique Perez

Debería haber también día del Capital, Opinion de Luis Enrique Perez

Denominamos capital a los bienes empleados para producir bienes y servicios económicamente valiosos. No son, pues, bienes para ser consumidos, sino para producir, y por ello son llamados medios de producción. Pueden ser simples como un azadón o un martillo, o complejos como un robot electrónico. Denominamos trabajador al ser humano poseedor de energía física y psíquica que deliberadamente puede ser empleada para producir bienes y servicios. Denominamos trabajo a la actividad que consiste en emplear esa energía.

El capital es una condición necesaria del progreso material del género humano. El capital menos productivo sustituido por el capital más productivo contribuye a ese progreso. Por ejemplo, en la agricultura, sustituir el azadón por un arado tirado por caballos, y sustituir ese arado por un arado de discos operado por un tractor agrícola, contribuye al progreso. Efectivamente, el arado de discos es más productivo que el arado tirado por caballos, y este arado es más productivo que el azadón. Son más productivos: con ellos se genera una mayor cantidad de producto por unidad de tiempo.

Un capital más productivo incrementa el valor del trabajo. Por ejemplo, para cultivar la tierra, el trabajo con arado tirado por caballos vale más que el trabajo con azadón, y el trabajo con arado de discos operado con tractor vale más que el trabajo con arado tirado por caballos. Ese mayor valor se manifiesta en el precio del trabajo; pues, por ejemplo, es mayor el precio del trabajo con arado de discos operado con tractor, que el precio del trabajo con arado tirado por caballos. El capital es, entonces, causa del incremento del valor del trabajo.

El trabajo contribuye al progreso material del género humano, con el concurso del capital. Inversamente, el capital contribuye a ese progreso, con el concurso del trabajo. Trabajo sin capital es improductivo, como lo es cavar una zanja con las manos; y capital sin trabajo es inútil, como lo es un tractor agrícola para cuya operación no hay un trabajador. Históricamente, sin embargo, el progreso material de la humanidad comenzó, no con la persistencia del puro trabajo fatigante e improductivo, sino con la creación de capital, que consistía en instrumentos primitivos de piedra y madera.

Capital y trabajo son valiosos; pero ambos son medios, y no fines. Son medios para la producción de bienes y servicios destinados a consumo. El horno panificador es un medio para producir pan, y por eso es valioso. El trabajo requerido para emplear el horno es también un medio para producir pan, y por eso es valioso. Y porque ambos son medios, valorar el capital solo por ser capital, como si fuera un fin en él mismo, es tan absurdo como valorar el trabajo solo por ser trabajo, como si también fuera un fin en él mismo. Puedo expresarlo de otra manera: el trabajo vale, no por ser intrínsecamente trabajo, sino porque aquello que se produce con él es valioso; y el capital también vale, no por ser intrínsecamente capital, sino porque aquello que se produce con él es valioso.

En las naciones que han intentado la mayor aproximación al comunismo, el Estado, por medio del gobierno, es propietario del capital, el cual, entonces, es propiedad pública. El Estado es también propietario del trabajo, o del trabajador mismo. Esas naciones han instituido un régimen de servidumbre laboral y de señorío patronal ejercido por los gobernantes. En las naciones que han intentado la mayor aproximación a la economía libre, cualquier ciudadano puede ser propietario del capital, el cual, entonces, puede ser propiedad privada. El Estado no es propietario del trabajo, o del trabajador, sino que el trabajador es propietario de su trabajo, o de él mismo.

Por supuesto, las naciones en las cuales ha habido libertad económica han sido más prósperas que aquellas que han intentado la mayor aproximación al comunismo, como las que constituyeron la auto destruida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Esas naciones sufrieron un fantástico colapso; y pudieron subsistir casi durante siete décadas, porque se beneficiaban de las naciones que tenían un régimen más próximo a la libertad económica.

Se celebra el Día del Trabajo. También debería celebrarse el Día del Capital; pero del capital privado en una economía más próxima a la libertad económica. Ese capital, en general, ha contribuido al progreso material del género humano. En particular, ha contribuido al mejoramiento del estado de vida de los trabajadores, y esta contribución puede ser demostrada con un dramático hecho actual: los trabajadores de países que intentan ser comunistas, como Cuba, o de países pobres que no pueden prosperar porque lo impide la intervención socialista de los gobernantes, como Guatemala, huyen y emigran a los países que más se aproximan a la libertad económica. Esos fugitivos emigrantes hasta se exponen al riesgo de muerte para beneficiarse de esa libertad.

Post scriptum. Algunos marxistas afirman que el trabajo es el origen de la riqueza. Sugiero que estudien a Karl Marx; pero no tendrían que estudiar Das Kapital, o El Capital, porque podrían no ser aptos para comprenderlo. Podrían estudiar solamente la obrilla de él denominada Glosas Marginales al Programa del Partido Obrero Alemán, o Crítica del Programa de Gotha, que tiene esta advertencia: “El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores de uso (¡que son los que realmente constituyen la riqueza material!), tanto como el trabajo, que no es más que la manifestación de una fuerza natural, que es la fuerza de trabajo del hombre.”

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