El Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), bajo la dirección de Elon Musk, ha centrado sus esfuerzos en identificar y eliminar el gasto público ineficiente en Estados Unidos. Musk, empresario innovador, fundador de empresas como Tesla, SpaceX y Starlink, es mejor conocido como el hombre más rico del mundo. Propuso que Doge podría encontrar la manera de recortar dramáticamente el gasto público mediante la eliminación de organizaciones redundantes y la reducción de gasto superfluo. Su labor ha revelado casos significativos de malversación y asignación cuestionable de fondos federales, especialmente en organizaciones como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
A nadie sorprende que aparatos de gobierno financian programas que tienen poca o ninguna relación con su función y misión, consumiendo recursos en actividades que no agregan valor. Crecen sin rendir cuentas o producir resultados en las funciones para las que fueron creadas.
Doge ha destapado ollas con gusanos; denunció cómo Usaid dedica fondos públicos a programas bizarros. Ha financiado a organizaciones vinculadas con actividades terroristas; suministro de alimentos a combatientes afiliados a Al Qaeda en Siria; apoyo a la producción de heroína en Afganistán; promover la igualdad, inclusión y diversidad en Serbia; una ópera transgénero en Colombia y un cómic transgénero en Perú; cirugías y hormonas para cambio de sexo en Guatemala y US$20 millones para producir una versión de Plaza Sésamo en Irak. Usaid ha dedicado enormes cantidades de recursos a promover las causas ideológicas de sus funcionarios y burocracia y a interferir en actividades políticas y mediáticas en otros países. El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció la cancelación de más del 80% de los programas de Usaid, considerados contraproducentes y perjudiciales para los intereses nacionales de EE. UU.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), bajo la dirección de Elon Musk, ha centrado sus esfuerzos en identificar y eliminar el gasto público ineficiente en Estados Unidos. Musk, empresario innovador, fundador de empresas como Tesla, SpaceX y Starlink, es mejor conocido como el hombre más rico del mundo. Propuso que Doge podría encontrar la manera de recortar dramáticamente el gasto público mediante la eliminación de organizaciones redundantes y la reducción de gasto superfluo. Su labor ha revelado casos significativos de malversación y asignación cuestionable de fondos federales, especialmente en organizaciones como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
A nadie sorprende que aparatos de gobierno financian programas que tienen poca o ninguna relación con su función y misión, consumiendo recursos en actividades que no agregan valor. Crecen sin rendir cuentas o producir resultados en las funciones para las que fueron creadas.
Doge ha destapado ollas con gusanos; denunció cómo Usaid dedica fondos públicos a programas bizarros. Ha financiado a organizaciones vinculadas con actividades terroristas; suministro de alimentos a combatientes afiliados a Al Qaeda en Siria; apoyo a la producción de heroína en Afganistán; promover la igualdad, inclusión y diversidad en Serbia; una ópera transgénero en Colombia y un cómic transgénero en Perú; cirugías y hormonas para cambio de sexo en Guatemala y US$20 millones para producir una versión de Plaza Sésamo en Irak. Usaid ha dedicado enormes cantidades de recursos a promover las causas ideológicas de sus funcionarios y burocracia y a interferir en actividades políticas y mediáticas en otros países. El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció la cancelación de más del 80% de los programas de Usaid, considerados contraproducentes y perjudiciales para los intereses nacionales de EE. UU.
