Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de este año, el índice de inclusión financiera para la región de Centroamérica, Panamá y República Dominicana (CAPARD) fue de 41,7, en relación con el promedio de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Costa Rica (65,2), Panamá (59,1) y República Dominicana (46,1), se ubican como los países que tienen mayor nivel de inclusión financiera, mientras que Nicaragua (23,5) como la nación con más rezago.
El microfinanciamiento se ha convertido en una herramienta crucial para enfrentar la desbancarización en Latinoamérica. Este abarca gran variedad de servicios como pequeños préstamos, cuentas de ahorro, seguros y otros productos a personas excluidas del sistema bancario formal, dirigido a individuos y pequeñas empresas, brindando una oportunidad para mejorar sus condiciones económicas y fomentar el desarrollo comunitario.
A través de la banca móvil y otros canales digitales, es posible ofrecer servicios financieros básicos en lugares con acceso limitado a infraestructura bancaria tradicional. Esto es esencial para lograr una inclusión financiera real y sostenible.
