La reciente noticia del viaje de Marco Rubio a Centroamérica y el Caribe marca un punto clave en la estrategia diplomática de Estados Unidos en la región. Como secretario de Estado, Rubio busca reforzar la presencia estadounidense en un contexto donde la competencia con China y la crisis migratoria se volvieron temas centrales de la política exterior de Washington. La gira, que inició en Panamá y luego en El Salvador, Guatemala, Costa Rica y República Dominicana, no fue una simple visita de cortesía. Fue, más bien, una declaración de intenciones que intenta equilibrar intereses estratégicos con necesidades urgentes.
A lo largo de la historia, la relación entre Estados Unidos y Centroamérica se caracterizó por intervenciones, asistencialismo y, en muchos casos, una falta de atención sostenida. Pero la creciente influencia china en la región está obligando a Washington a replantear su estrategia. En el caso de Guatemala, la discusión giró en torno a la cooperación en seguridad y economía, con un fuerte énfasis en el “Nearshoring”, es decir, trasladar las cadenas de suministro a países más cercanos a EE. UU.
El nearshoring no solo es una jugada económica, sino también política, ya que busca reducir la dependencia de China en sectores clave de manufactura y tecnología. Guatemala, con su cercanía geográfica y su mano de obra competitiva, es un destino ideal para atraer inversiones de Estados Unidos, siempre que pueda garantizar estabilidad política y certeza jurídica para los inversionistas locales y extranjeros. ¿Será esto un nuevo enfoque para una relación históricamente desigual?
El tema migratorio también será clave en las conversaciones. Rubio, alineado con la postura republicana, insiste en la necesidad de acuerdos más estrictos de repatriación y control fronterizo. Su visita fue crucial, ya que Guatemala fue un aliado en los programas de “Tercer país seguro”, diseñados para contener los flujos migratorios en la región.
Sin embargo, estas políticas de contención migratoria recibieron duras críticas por parte de diferentes organizaciones, que sostienen que estos acuerdos solo empeoran la situación de las personas migrantes, dejándolos atrapados en países con pocas oportunidades económicas y altos niveles de violencia.
Si Rubio logra transformar la diplomacia estadounidense en un modelo más práctico y equitativo, su visita podría marcar un antes y un después.
Uno de los objetivos explícitos del viaje de Rubio es frenar la creciente influencia de China en la región. En los últimos años, Beijing invirtió fuerte en infraestructura, telecomunicaciones y proyectos energéticos en América Latina, logrando que varios países corten lazos con Taiwán y se alineen con la política de “Una sola China”. ¿Será la competencia con China, la otra gran batalla?
En este contexto, Guatemala se mantuvo como uno de los pocos aliados de Taiwán en la región, una postura que Estados Unidos quiere reforzar como parte de su estrategia para contener la expansión de China en el continente. Durante su visita, es probable que Rubio reafirme el respaldo de Washington a los países que mantengan sus lazos con Taipéi, ofreciendo incentivos económicos a cambio.
¿Un cambio real o más de lo mismo?
La visita de Marco Rubio representa una oportunidad para redefinir la relación de Estados Unidos con Centroamérica. Sin embargo, está por verse si sus promesas se convertirán en acciones concretas o si serán simplemente otra estrategia temporal para contrarrestar a China y manejar la crisis migratoria. La región necesita inversiones sostenibles, apoyo en la lucha contra la criminalidad y un enfoque más integral en el tema migratorio.
Si Rubio logra transformar la diplomacia estadounidense en un modelo más práctico y equitativo, su visita podría marcar un antes y un después. De lo contrario, será solo otro capítulo en la larga historia de intentos fallidos de Washington por construir una relación estable y de un gana-gana con sus vecinos.
![](https://noticieroelvigilante.com/wp-content/uploads/2025/01/1638974161600-2.png)