La izquierda, a nivel mundial, está con berrinche. Hemos visto manifestaciones, ataques y críticas por minuto hacia las acciones, o inacciones del recientemente electo Donald Trump. Nos guste o no (a mí en lo particular me encanta, con todo y sus defectos), pues tiene algo en lo que la abrumadora mayoría es deficiente en esto: ¡Pantalones! ¡Decisión! ¡Dirección! Por sobre todo, su don de mando es tan fuerte que nadie se atreve a criticarlo o contradecirlo, al menos directamente.
Como todo en la vida, hay más de una visión para un mismo suceso. Habrá quienes lo alaban y otros lo quieren ver en una tumba (ya tuvo dos atentados, previo a asumir el cargo). Aun con todo y sus “mil” defectos (¿quiénes no los tenemos?) está demostrando un liderazgo y una línea de acción para que “América sea grande otra vez”.
Esto me da algo de envidia, pues nuestros gobernantes, uno tras otro, ofrecen “florecer”, pero ellos, no el país. Por lo menos el presidente Trump sabe a dónde va. Con aciertos y desaciertos, tiene muy claro que hará grande a América nuevamente”. Hago la salvedad que, cuando se refiere a América, es a Estados Unidos. De cualquier forma, lo que sucede allá, nos cae por añadidura”.
El Salvador se ha convertido en un país próspero. Con una sola persona a cargo de los tres poderes del Estado, es más fácil. El presidente Trump logró lo mismo: mayoría en el Senado, en la Cámara de Representantes y en la Corte Suprema de Justicia. Como todo en la vida, hay más de un lado para analizar las cosas. Pero, después de la desastrosa administración demócrata, cualquier acción para corregirlo es un gran paso hacia delante.
Mientras tanto, en Guate, nuestro “floreciente” presidente dijo “cerveza” en vez de “certeza”. Un lapsus nos pasa a cualquiera, pero no al presidente refiriéndose a la nación. Lleva un año en el cargo y no vemos “aire con ventarrón”. La incapacidad es monumental, y sus “asesores” estarán sacando provecho propio de la situación
Nos quedan tres años de esta incompetencia, a lo largo y ancho de la administración pública, pues, si la cabeza está mal, el resto del cuerpo lo estará también. El reto es cómo enderezamos este barco a la deriva, llamado Guatemala. Definitivamente, mantenernos produciendo, ofreciendo productos y servicios, a pesar del gobierno, es una excelente ruta. Nuestras empresas, familias y nuestra Guate, lo necesitan.