Reza el viejo refrán: “tiempos de cambio o cambio de tiempos”.
“Ya veremos”, respondió el ciego.
Ha pasado mucho tiempo sin que tuviéramos alguna esperanza de mejora en nuestra vapuleada y abusada Guate. Un presidente tras otro, incluyendo y enfatizando al actual, se han dedicado a robar y a destruir todo lo que tocan. Se han creído ser los paladines de la justicia social y del florecimiento de nuestro país.
Los ciudadanos estadounidenses eligieron a Donald Trump, por segunda vez. ¡Gracias a Dios en Guate no hay reelección! Habrá cualquier cantidad de análisis sobre este resultado. De mi parte, la destrucción sistemática de la libertad, de los valores tradicionales y de las instituciones gubernamentales, fue más que suficiente para que el partido Republicano obtuviera la victoria en la Cámara, el Senado y en la Corte Suprema.
El presidente Trump repitió hasta el cansancio “Primero América” refiriéndose, naturalmente a su país. ¿Cuándo escucharemos esto de algún candidato en Guatemala y que de verdad lo cumpla, una vez esté ocupando el cargo para el que fue electo?
Por supuesto, un tema central es lo que llamó “intrusos que vienen a imponer agendas”. Aquí nos dejamos que vengan oenegés a indoctrinar a los menos favorecidos (con las excepciones que sí las hay, y bastantes), a los que tienen poca o nula educación y a los jóvenes. Eso no se detendrá pues estas “organizaciones” saben hacer su trabajo. El resultado: tenemos a la izquierda gobernándonos.
El presidente Trump se refirió como “una desastrosa invasión” a la emigración hacia el norte y del desastre que hay en la frontera sur. Guatemala depende muchísimo de las remesas. La estimación del Banco de Guatemala para este año es de US$21,510. ¿Qué pasará con nuestra economía si esa “desastrosa invasión” se reduce significativamente? Me parece que, un gobierno tras otro, ha confiado en que este flujo continúe creciendo, “aliviándoles” la necesidad de mejorar las condiciones internas para generar empleos y atraer inversión extranjera que los crea, que son bien remunerados y reducen esa necesidad de salir del país para poder sobrevivir.
¿Aprovecharemos esta oportunidad de incrementar el comercio con nuestro principal socio y promover así la creación de empresas de todo tamaño? La presión debemos hacerla a este desastroso gobierno, en los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, para que se generen las condiciones necesarias para que esto suceda. Nosotros, los ciudadanos, somos los mandantes; les pagamos su sueldo con los impuestos. Nos toca presionar, por todas las vías y formas posibles.
