La rehabilitación del hundimiento en el kilómetro 44 de la autopista Palín-Escuintla, sigue siendo un tema crítico para los guatemaltecos. Aunque el paso fue habilitado parcialmente el 11 de agosto, los problemas persisten: embotellamientos interminables, aumentos en costos de transporte y pérdidas económicas millonarias. El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda prometió la entrega total de la obra para marzo de 2025, pero la realidad actual muestra maquinaria paralizada y abandono en el lugar.
Según la Cámara del Agro, un 64.7% de empresas reportó aumento en costos de transporte, mientras que un 24.5% sufrió retrasos en entregas, y un 15.8% perdió clientes. Las pérdidas económicas se estiman en Q148 millones, una cifra que evidencia cómo la ineficiencia gubernamental ha golpeado tanto al comercio como al turismo. La antigua ruta a Escuintla, sobrecargada por el tráfico de transporte pesado, tampoco ha sido una solución viable.
El costo de esta rehabilitación, pone en duda la eficiencia de la inversión. La empresa A Construcciones recibió Q59.9 millones, Proyectos y Obras Caoba y Consolidado de Obra Civil, S. A., se adjudicaron Q29.4 millones y Q10.5 millones respectivamente para otros tramos. Sin embargo, el panorama en enero de 2025 es desolador: el lugar está vacío, sin avances visibles.
Empresarios y trabajadores se ven atrapados entre un gobierno ineficiente y una economía cada vez más presionada.
La rehabilitación prometida para marzo aún está en veremos, mientras el país enfrenta las consecuencias de una gestión que parece no priorizar las necesidades reales de sus ciudadanos. ¿Será este otro ejemplo del círculo vicioso de promesas incumplidas y consecuencias económicas graves?
