Uno de cada 5 quetzales de los ingresos del país proviene de remesas.
El envío de remesas familiares, dinero que los migrantes envían a sus países de origen, es un fenómeno con raíces profundas en la historia de la migración internacional. Sin embargo, su relevancia económica moderna comenzó a notarse más en la segunda mitad del siglo XX y aumentó significativamente en el presente siglo, no solo por los flujos migratorios, sino por la rapidez y eficiencia de las tecnologías de envío. Las remesas son de vital importancia para Guatemala y también para otros países; representan un soporte esencial para millones de familias y un motor crítico para sus economías.
No puede sobreestimarse su importancia y beneficio ni subestimarse la dependencia.
Los países con ingresos altos e importantes cantidades de inmigrantes son los principales emisores de remesas familiares. Los países que más remesas envían son Estados Unidos —más de US$75 mil millones, debido a su gran población inmigrante—, Arabia Saudita —US$41 mil millones—, por la importante presencia de trabajadores extranjeros, Suiza —US$28.3 mil millones— y Alemania —US$23 mil millones—. El principal receptor de remesas, por mucho, es India, que recibió cerca de US$129 mil millones en el 2024. México recibió remesas por US$66.2 mil millones en el 2023, seguido de Filipinas con US$36 mil millones —2021—, Pakistán y Egipto con US$31 mil millones cada uno —2021— y Bangladés US$22 mil millones. A nivel regional, se estima que las remesas hacia América Latina y el Caribe aumentaron 8% en el 2023, totalizando alrededor de US$156 mil millones. Los datos son del FMI y BM, y representan cifras aproximadas.
Para muchos países, las remesas son un salvavidas económico. En Guatemala, por ejemplo, las remesas ya superan el ingreso por exportaciones de bienes y servicios y han contribuido a estabilizar la cuenta corriente y aumentar las reservas internacionales del banco central. Además, impulsan el consumo interno y son una fuente esencial para mejorar las condiciones de vida de miles de hogares, especialmente en zonas rurales.
Guatemala marcó un récord de US$19.8 mil millones en remesas en el 2023, equivalentes al 19.4 % del PIB; el Banguat estima que aumentarán 8.5 % en el 2024. Aproximadamente 1 de cada 5 quetzales de los ingresos del país proviene de remesas, que han aumentado 12.1 % anual en los pasados tres años y son, por mucho, la actividad económica más dinámica e importante de la economía del país. No puede sobreestimarse su importancia y beneficio ni subestimarse la dependencia y potenciales riesgos que representan.
El costo de enviar remesas varía significativamente, según los corredores de transferencia. En el caso de Guatemala, el costo promedio de enviar dinero desde Estados Unidos es de aproximadamente 4.6% del monto total, lo cual está por debajo del promedio global, pero representa una carga significativa. Las remesas promedio enviadas rondan los US$300 mensuales, reflejando el esfuerzo de migrantes trabajadores que sacrifican su calidad de vida en el extranjero para apoyar a sus familias.
Las remesas han transformado economías como la de Guatemala, pasando de ser un apoyo económico a una muleta vital que sostiene el consumo y la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, esta dependencia plantea desafíos importantes en el futuro. Por una parte, está la hemorragia demográfica y, por otra, la dependencia del “maná del cielo” que fortalece el consumo que impulsa la economía y ofrece una válvula de escape. Mientras las remesas continúen fluyendo y creciendo, la comodidad de la estabilidad continuará. El maná no será eterno y Guatemala no está aprovechando el tiempo de vacas gordas para invertir y crear capacidades internas que potencien su desarrollo.
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