Si algo deja claro una jornada con Bad Gyal es que ella no es mujer de una sola tarea. Poliédrica por derecho propio, Farelo es lo que ves por un sencillo motivo: hace lo que quiere y como quiere por impulso
De ahí que resumir su ser en unas letras explícitas, unos looks descarados y unas coreografías sensuales -y sexuales-, tres condiciones aplaudidas en hombres pero aún criticadas en mujeres, resulte especialmente reduccionista. Porque Bad Gyal es la cantante, pero también la letrista, la productora y la editora.
Estos claroscuros, que se dibujan con precisión en el film de David Camarero, encuentran su razón de ser con la parte menos romántica de la profesión: el business. Porque para ser artista hay que tener vocación y talento, no cabe duda, pero la rentabilidad es clave para vivir de la expresión artística
“Mucha gente habla de mí como del epítome del dancehall en España, pero me gustaría que la gente entendiera que es una inspiración y, de paso, se culturizase sobre el país del que viene, los idiomas en los que se hace y sus exponentes femeninas…”
Yo creo que soy insoportable como business woman. Aún así, te debo reconocer que es una parte que me gusta porque soy mandona desde pequeña
Me siento en una etapa un poco más libre de coger referencias más extensas de cosas con las que me quiero atrever, que me llaman la atención”, cuenta. Y hay que creerla, porque una frase que puede escucharse en el documental ya lo deja caer: “El día que lanzamos el álbum fue muy guay, pero ya vimos a Alba pensando en lo siguiente”. No, la pantera rubia nunca descansa.