Los republicanos se aseguraron este martes el control del Senado de Estados Unidos, obteniendo al menos 51 de los 100 escaños, lo que consolida su posición en la Cámara Alta. La conformación del Senado resulta fundamental para definir el margen de acción del próximo presidente, quien necesitará apoyo legislativo para implementar su agenda.
El Senado se renueva parcialmente cada dos años, y en esta ocasión los escaños en juego favorecen a los republicanos. Antes de estas elecciones, los demócratas contaban con una mayoría muy ajustada de 51 escaños (incluyendo independientes), mientras que los republicanos tenían 49.
Sin embargo, de los 34 senadores que debían renovar su cargo, 23 eran demócratas y 11 republicanos.
La ventaja republicana en el Congreso es crucial para las políticas clave el partido que ha prometido impulsar, como las rebajas fiscales y las reformas migratorias, que requieren la aprobación de ambas cámaras. Además, el Senado tiene la potestad de ratificar los nombramientos presidenciales en cargos judiciales y ejecutivos, lo que permitirá al futuro presidente asegurar un equipo alineado con sus políticas.
Con el control del Senado y la posibilidad de dominar ambas cámaras, los republicanos podrían brindar un apoyo legislativo sin precedentes al nuevo presidente.