La historia del fiambre se remonta a la época colonial en Guatemala, en el siglo XVII, cuando era utilizado como ofrenda en celebraciones religiosas. Los primeros registros de este platillo aparecen en crónicas de la época, aunque el fiambre que conocemos hoy fue evolucionando en los siglos siguientes. En sus inicios, era una comida sencilla, hecha principalmente de vegetales y hierbas disponibles en los alrededores. Con el tiempo, se le añadieron carnes y embutidos que llegaron con la influencia española, transformándolo en un plato más elaborado.
Una teoría sobre su origen se centra en los eventos posteriores al terremoto de Santa Marta de 1773, que destruyó la antigua capital, Santiago de los Caballeros de Guatemala. Según esta versión, la escasez de alimentos hizo que las familias comenzaran a combinar los ingredientes que tenían a la mano para crear un plato frío y sustancioso. En esta época, surgió la tradición de preparar una ensalada con vegetales y algunos embutidos que se convertiría en el precursor del fiambre actual.