La destrucción de decenas de misiles tierra-aire en el oeste de Irán, marcó el momento en que Israel declaró haber obtenido el control del espacio aéreo sobre la región occidental de Irán, incluida Teherán, apenas 48 horas después de iniciar su ofensiva.
Los aviones de combate israelíes operaron directamente sobre territorio iraní, dejando de depender de costosos misiles de largo alcance y cambiando el curso de la campaña militar.
Este dominio aéreo alcanzado por Israel contrasta con la situación en la guerra entre Rusia y Ucrania, donde, tras más de tres años y medio de conflicto, la fuerza aérea rusa no ha conseguido imponerse en el espacio aéreo ucraniano. Esta incapacidad ha obligado a las tropas rusas a estancarse en una guerra de trincheras, con pérdidas considerables desde el fallido intento de tomar Kyiv en febrero de 2022.
La diferencia entre ambos escenarios ha sido objeto de análisis por parte de estrategas militares de todo el mundo, quienes coinciden en que el dominio del aire resulta determinante para el éxito de cualquier campaña militar.